Los actuales dueños del Albacete Balompié han hecho cosas muy buenas por la entidad y han conseguido lo que durante muchos años fue una quimera, tener una estabilidad económica que no se veía desde que en 1991 el equipo logró historia con el ascenso a Primera y la entidad estaba saneada. Ahora se viven momentos de algarabía y los aficionados lo corroboran con esos más de 11.000 abonados.
Pero no todo es de color de rosa. Durante estos años hemos vivido situaciones amargas por el trato que han recibido personas que durante muchos años se han dejado la vida por la entidad, más allá de sus obligaciones como trabajadores del club. Fue muy triste ver como el utillero David García, al que no habría dinero en el mundo para pagar las horas extras que ha hecho, muchas veces de madrugada, se tenía que ir por la puerta de atrás tras más de 30 años de servicio al Alba.
Ahora hay una polémica con Paco, el del Córner. Francisco García Moreno ya estaba junto al Alba con Mariano López Ruiz como presidente, firmando un acuerdo para el suministro de agua al club cuando estaba en la recién creada Aquadeus.
Se hizo con la cafetería de la Ciudad Deportiva, a la que dio una vida que no tenía. Nunca, aunque se le llegó a deber cantidades importantes, dejó de dar de comer a los niños y jóvenes de las categorías inferiores. Aceptó intercambiar deuda por acciones, nada menos que 60.000 euros, que ya me dirán lo que valen ahora, siendo el segundo máximo accionista del club. Hasta una denuncia suya, como acreedor del club, sirvió en su momento para evitar la liquidación del club en aquel extraño enroque de 2015 para evitar pagarle a Hacienda.
Por todo ello, una persona que se ha portado así con el club no merece lo que le está pasando. El club no explica sus razones, pero lo que está claro es que no es la manera de hacer las cosas. Habrá juicio, habrá indemnización, se irá y dentro de unos meses nadie se acordará de Paco, pero luego que no hablen de sentimientos.
