Quedan tres jornadas para finalizar el campeonato en Segunda División, es decir, nueve puntos en juego que tienen que definir todavía los dos equipos que ascenderán de forma directa a la Primera División. A la hora de escribir este artículo falta por saber el resultado de un partido transcendental que se jugaba anoche, un Eibar-Las Palmas clave para esa lucha por arriba y para que los vascos apuntalen el liderato.
Aunque sea complicado, el Albacete sigue ahí metido en la pelea. El equipo solo habla de asegurar la sexta plaza, que es lo que toca, pero mirando la tabla y, sobre todo, mirando como juega este Albacete, uno no puede dejar de soñar con ese ascenso directo que no está tan lejos y, por tanto, no sería descabellado que se pudiese luchar por ello en la última jornada.
Que sí, que es complicado, que los de arriba son muy buenos, pero soñar es gratis y es algo que nos permite el Albacete de esta temporada. Superó ese pequeño bache que llegó en marzo y vuelve a ser el equipo canalleta que quiere Rubén Albés, que no le tiene miedo a nada y que se muestra ambicioso y vertical. A veces las cosas son más simples de lo que parecen. Aquí se trata de ganar y para ganar hay que meter goles y no hay nada mejor para meter goles que ser ofensivo, que atacar, que pisar el área rival y eso es lo que sabe hasta este Albacete y lo que lo ha llevado a estar donde está.
Ahora mismo la sexta plaza está un poco más asegurada, obviamente no hay que despistarse mirando demasiado para arriba, pero insisto, soñar es gratis y este Albacete ha conseguido que soñemos a lo grande. Veremos lo que pasa.