Una de esas frases echas que tenemos los castellanoparlantes para casi todo es esa que dice lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible. Pues viene al caso para definir lo que están haciendo con los deportes no profesionales.
LaLiga mueve cientos de millones, con una cobertura internacional a través de la televisión, que es su principal fuente de ingresos. Pueden vivir sin la afición y gracias a todo ese dinero que generan pueden desarrollar un protocolo con el que sus competiciones no se están viendo afectadas por el virus.
Pero esos costosos protocolos no los tiene ni el fútbol modesto ni el resto de los deportes, pero se empeñan en que tienen que jugar. Si encima tienes dos dedos de frente y te retiras de la competición porque entiendes que es una auténtica aberración lo que están haciendo y prefieres preservar la salud de jugadores y familiares, pues van a te sancionan. Alucinante.
Son numeroso los partidos que se están aplazando cada fin de semana, ya sea de baloncesto, fútbol u otras competiciones. En el grupo de LEB Plata donde estás los clubes albacetenses se han aplazado por el virus un tercio de os partidos que debían disputarse.
Y eso que la incidencia en el deporte está siendo mínima, pero para qué sirven las competiciones que no puede ver nadie, como las categorías regionales y provinciales. No entiendo ese afán por querer hacer normal lo que no lo es y el empecinamiento en llevar a la ruina a todos estos clubes, que no tienen su principal fuente de ingresos, sus aficionados. Lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.