Lucas Alcaraz mostró en Fuenlabrada que es un técnico valiente. Que las cosas le salieran mejor o peor, ahí está el resultado, pero no creo que fuera culpa de la defensa, que con sus novedades mostró un aire nuevo. Todo necesita su tiempo y no se puede pretender que jugadores como Boyomo o Jean Jules ofrezcan a las primeras de cambio el rendimiento de Gentilleti o Dani Torres, a los que tanto echamos de menos.
Recuerdo otros entrenadores valientes que ha tenido el Albacete. A los que no les tembló la mano a la hora de darles minutos a jugadores que, gracias a ello, crecieron y fueron importantes para el club, tanto por su rendimiento como por el dinero que luego dejaron con sus traspasos.
Valiente fue César Ferrando poniendo a Pablo Ibáñez, valiente fue Espárrago dando minutos a Fernando Morientes, pero la palma se la lleva Julián Rubio, que en todas sus etapas como entrenador en el Albacete siempre ha sabido sacar rendimiento a lo que venía por detrás. Su último gran descubrimiento fue Santi Denia, al que Suker hizo un traje en su primera aparición en un Albacete-Sevilla (0-3). Rubio lo tuvo claro y tras el susodicho partido dijo al ser cuestionado por el debut de Santi que «el domingo que viene jugarán Santi y 10 más». Y Santi jugó y fue traspasado al Atlético de Madrid y llegó a ser internacional absoluto.
Creo que Alcaraz está cometiendo algunos errores. Tampoco la plantilla le deja mucho margen y también puede ser un toque de atención antes de que se cierre el mercado. Lo que no se le puede negar al técnico granadino es su valentía y eso, sin duda, lo refuerza en un banquillo que seguro que pronto le empieza a temblar a causa de los resultados.
