Una de las cosas más complicadas en el mundo del fútbol es arbitrar. El pasado sábado todos nos quedamos estupefactos con el penalti que le señalaron al Albacete en Cádiz. Por mucho que lo vea repetido no encuentro el penalti por ningún sitio. Parece que cuando el jugador del Cádiz arma su pierna para lanzar, es decir, tira su pierna hacia atrás, su bota roza con la rodilla de Borja Herrera, que corre sin realizar ningún tipo de movimiento o intención de trabar a Manu Vallejo. Ni hay intención, ni hay nada. Es mi opinión, también la de algún colegiado consultado.
Eso sí, luego el jugador del Cádiz pega una patada al suelo y cae como si le hubieran pegado un tiro, o sea, que trata de engañar al colegiado, y lo consigue.
Recuerdo un penalti pitado a Gentiletti tras rebotarle un balón en el hombro y decir el colegiado que le había dado con la mano. Por eso veo una gran diferencias de criterio. Todo lo que pasa en el área del Albacete parece sancionable, cuando en el otro lado los árbitros se muestran mucho más permisivos. He visto penaltis sobre Zozulia, Bela, Febas y Olivera que no han tenido la consideración de tal para el trencilla de turno.
Tiene que llegar el VAR a Segunda, aunque no quede libre de errores, porque si el que está sentado delante de la pantalla es el mismo colegiado que utiliza dos criterios diferentes de estar en un área u otra, pues seguirán existiendo los errores y la indefensión de los equipos.
La solución es complicada, pero yo empezaría a meter dos meses de sanción para el jugador que simula. Al menos evitaríamos las dudas que imagino tendrán los colegiados sobre si los están tratando de engañar o no, que visto lo visto es lo más habitual.
