La recta final de temporada nos está haciendo sufrir más de la cuenta con el Albacete Balompié. En condiciones normales, y tras la explosión de juego y resultados que acompañó a la excelente campaña en la Copa del Rey, hacía presagiar una pronta clasificación para los play off, pero parece que hasta el final habrá que sufrir.
La trayectoria del equipo en las últimas semanas está haciendo dudar al más optimista. El equipo de Antonio Gómez no ha terminado de enganchar a una afición que empezó muy fuerte pero que se ha ido diluyendo como el azúcar. En las últimas jornadas, a pesar de promociones y demás, la entrada al Carlos Belmonte no está acorde a un equipo que se juega el ascenso de categoría.
Está claro que el tiempo no ha acompañado, pero ese equipo capaz de meter a más de 10.000 espectadores en la Copa apenas llega ahora a los 5.000. Vamos, que ni los socios, que entre el mal tiempo y los continuos pinchazos no ven nada claro eso de la clasificación para jugar la promoción de ascenso.
Los jugadores siguen firmes en su confianza total en el proyecto, lo que sin lugar a dudas es positivo. El discurso es el mismo en todos los casos, lo que muestra una gran unión en el vestuario. Está claro que de otra manera, los baches que ha atravesado el equipo habrían hecho mucha más mella. Pero a nadie le debe extrañar que desde fuera la cosa no pinte bien, sencillamente porque el equipo no trasmite. Los jugadores se vacían, dan todo lo que tienen, pero no está siendo suficiente.
Cuando la clasificación estaba a tiro de piedra han llegado pinchazos incomprensibles, la mayoría de los casos por los continuos errores que cuestan goles y la dificultad del equipo para marcar. El domingo, sin ir más lejos, y después de tener ocasiones para haber goleado al Conquense, los dos tantos locales llegaron en un penalti y en un grave error del portero del Conquense. También se ha podido ver en otros partidos esa dificultad para matar partidos, para resolver situaciones de ventaja, que luego, gracias al error de turno, se ha convertido en desventaja. Fue precisamente el Albacete el que dio vida al Atlético de Madrid B en un partido que no se debió escapar del Carlos Belmonte, como tampoco se debió escapar el encuentro frente al Conquense y, por mucho que me digan, no me sigue entrando en la cabeza que un equipo del nivel del Albacete y jugándose los play off no sea capaz de ganar a un filial con ocho bajas y juveniles en sus filas, con la alevosía de haber tenido incluso la ventaja en el marcador.
Los fríos números son aterradores. El Alba sólo ha sido capaz de ganar dos de los últimos ocho encuentros y ha sumado ocho de los 24 puntos en juego. A poco que hubiera hecho, la clasificación ya estaría asegurada.
A los rivales les está pasando algo parecido, no es excusa; ya lo dice el refrán, mal de muchos, consuelo de tontos. El miedo es libre, pero habrá que confiar en que este equipo será capaz de rematar la faena y se meterá en los play off. Mimbres hay, capacidad también, sólo falta demostrarlo.
