Por si acaso teníamos alguna duda, la pandemia nos está descubriendo, más si cabe, la incapacidad de nuestros políticos para manejar la situación. Nadie nace enseñado y de los errores se aprende, a no ser que seas un político al que se le llena la boca cuando habla de su vocación de ayudar al pueblo y lo único que demuestra con sus actos es no estar capacitado para ello.
Con toda la que nos ha caído en el último año, muchos todavía no saben distinguir la paja del grano y en el mundo del deporte estamos viviendo con estupor como la base ha sido olvidada de la mano de Dios, al menos en Castilla-La Mancha.
Distinguir entre deporte federado o no federado a la hora de tomar medidas es cómo hacer lo propio dependiendo si tienes el carnet del partido o no. ¿Acaso la Covid-19 solo ataca a los no federados?
En los colegios clases de 26 niños cinco horas todos los días y actividades extraescolares permitidas, pero las escuelas de fútbol o baloncesto no pueden funcionar con normalidad a pesar de la poca incidencia del virus en niños y ámbitos deportivos. Mientras, los federados entrenando en grupos de 25 y hasta aficionados en las gradas, pero no se pueden juntar más de cinco niños con el monitor. ¿Dónde está la vara de medir?
Los niños necesitan hacer deporte, las escuelas de los clubes también merecen vivir, pero parece que es más fácil restringir que organizar y darles a los chavales su vía de escape diaria, su estímulo vital, la actividad más sana que pueden realizar, el deporte. Luego lloramos con que nuestros hijos están pegados a las pantallas, cuando es hacia donde los empujamos con medidas que no entiende ni comparte absolutamente nadie.
