El Alba sigue con su particular espiral negativa después de una nueva derrota, la séptima consecutiva, con un nuevo capítulo de la fragilidad defensiva que no hay Dios que remedie. Cierto es que esta semana la defensa era de circunstancias por las bajas, pero también lo es que volvimos a ver jugadores que no dan el nivel para la categoría.
Se habla de las sensaciones, que son buenas, de que estamos vivos, pero mientras tanto el equipo que desangra y, por mucho que nos quieran vender, el pesimismo terminará por instalarse en una afición que no quiere volver al pozo y trata de ser optimista, pero que recibe mazazo tras mazazo semana tras semana.
De momento nuestro juego ya no es ni la mitad de brillante que era al inicio del campeonato, donde se tocaba con criterio y sólo los puntuales errores defensivos evitaban el botín deseado. Ahora las acciones no van mucho más allá de la inspiración casual de uno o dos futbolistas que enmascaran la realidad de un equipo que cuando el rival aprieta se desmorona como castillo de naipes.
En Las Palmas, como frente al Valladolid, se puede ver el vaso medio lleno, ver que al final se pudo incluso empatar, con mejoría en las segundas partes y hablamos de seguir vivos, de buenas sensaciones.
Pues que quieren que les diga, yo no lo veo así. Lo que yo he visto frente a Las Palmas, igual que frente al Valladolid, es un rival que te masacra cómo y cuando quiere, que te pasa por encima de manera clara y evidente en la primera parte. Los canarios no obtuvieron mejor renta porque Dorronsoro estuvo inspirado, al igual que Noguerol. Luego, con el marcador a favor, el rival levanta el pie del acelerador, trata de dormir el partido, y ahí aparece entonces el Alba, para nadar contracorriente y morir en la orilla.
Por mucho que se diga lo cierto es que el Alba se va acercando paso a paso a un camino sin retorno. Cada derrota que acumula lo hunde un poco más, no sólo en la clasificación, también en lo anímico. Así, aunque parezca increíble, estamos ante la jornada 12 y ya tenemos delante una auténtica final. Este sábado frente al Leganés hay que echar el resto, equipo y afición, y esperar que el resultado sea favorable y se rompa la mala racha. O que Dios nos pille confesados.
