El Alba se nos va. La vida se nos escapa. El fantasma del descenso es cada vez más tangible. La situación ha pasado de ser crítica a estar al límite. El crédito se ha acabado. No hay margen de error. El Alba puede certificar su defunción en las próximas jornadas si los puntos no llegan.
Ya no valen los empates. Aquí sólo vale ganar. Da igual que el que esté enfrente sea la Real Sociedad, el Celta o el Barcelona. Sólo sumando de tres en tres se podría evitar la debacle que supondría regresar a los infiernos después de 17 años seguidos en la Liga de Fútbol Profesional. Una vuelta al pozo de la Segunda B muy complicada, ya no sólo por lo deportivo, sino que también por lo económico ya que la deuda que mantiene el club sería imposible de soportar una categoría en la que los ingresos se reducen a los abonados y la publicidad que puedas generar, o sea, una miseria teniendo en cuenta los presupuestos que se manejan ahora.
Es por ello que, sin dejar de lado la lamentable gestión que ha hecho que veamos al peor Albacete de la edad moderna, este domingo, el Carlos Belmonte presente la mejor entrada de los últimos años. Aquí no valen milongas. Aquí no vale que el equipo no ilusiona, que los jugadores no dan la cara, que hace frío, que tengo una comunión, que los ‘banderas’ me han hecho renegar de mi equipo. Aquí no valen excusas. Aquí lo único que vale es acudir al Carlos Belmonte, llenarlo y llevar al equipo en volandas a la victoria.
El domingo es el momento de decir si queremos o no Albacete. Es el momento de acudir todos en masa y animar para que esto no se vaya al carajo. El domingo no valen 4.000, ni 5.000 ni tan siquiera 6.000. El domingo el Carlos Belmonte se tiene que poner a reventar, como cuando viene la selección. El domingo el Carlos Belmonte tiene que superar los 10.000 espectadores. Es la única forma que tenemos para decirle a esta plantilla, a este entrenador, a este Consejo, que la ciudad quiere a su Albacete Balompié.
Después ya habrá momento para decirles a estos gestores que, pase lo que pase, ya pueden coronarse como los peores de la historia. Ya habrá momento para decirle a Máximo Hernández lo que nos parece su gestión como director deportivo. Ya habrá momento para decirle a Panadero Martínez que no se lave las manos como Poncio Pilatos y que reconozca el fracaso deportivo de SU gestión. Ya habrá momento para decirle a Ubaldo González que su incapacidad para manejar la situación a sido manifiesta.
Habrá tiempo para muchas cosas, pero el domingo es el momento de reivindicar nuestro cariño al Albacete Balompié. El club lo ha puesto fácil poniendo entradas más baratas para los socios. No hay excusa posible. Me decepcionaría terriblemente si en el Carlos Belmonte este domingo no pasamos de los 5.000 espectadores. Sería un signo claro de que el Albacete sólo le importa a unos pocos. Hay que demostrar a las instituciones, a los empresarios, y también a los jugadores, que queramos o no son los que tienen en su mano salvar o no la situación, que Albacete quiere a su equipo.
El domingo, todos al Carlos Belmonte. Es la hora de coger aquella bufanda olvidada. Aquella camiseta del ‘Queso Mecánico’. Aquel gorro apolillado. Aquella bandera que ondeó a principios de los noventa por los campos de Primera. Habrá que mirarse el corazón y sentirse más blanco que nunca. Es la hora de estar ahí. Nadie puede fallar.
