Hoy será un día especial, muy especial, porque se rendirá homenaje a un grande del Albacete Balompié, el delegado Pedro Martínez Bravo, el mejor delegado de España. Son varios los carismáticos personajes que pueden ser considerados como el murciélago del escudo y uno de ellos es, sin lugar a dudas, Martínez Bravo. Si figura trasparente, coherente y de eterna dedicación provocó la total unanimidad de presidentes, técnicos y jugadores a lo largo de los más de 20 años que ocupó el cargo de delegado del equipo.
Su excelente relación con el colectivo arbitral, su especial atención a los medios de comunicación de Albacete, a los que tanto mimaba, su profesionalidad en el trabajo encomendado y sus sabios y lúcidos consejos fueron su seña de identidad y por ello fue considerado el mejor delegado de España, a votación de los árbitros, en la Liga de Fútbol Profesional. La LFP instauró estos premios en 2008 y hubo empate en la votación para mejor delegado de Segunda División, con lo que el galardón se lo repartieron Pedro Martínez Bravo y Enrique Castro ‘Quini’, toda una institución en el fútbol español y gran amigo personal de nuestro Pedro. Al año siguiente Quini repitió, pero ahora como mejor delegado de Primera, tras el ascenso del Sporting de Gijón, y Pedro también lo hizo como mejor delegado de Segunda. El tema fue que la LFP decidió a partir de entonces que los galardonados no pudieran repetir, porque sino el premio habría sido un eterno monólogo para nuestro Martínez Bravo.
Cuando uno empieza a trabajar en esto es importante atender y seguir los consejos de los que saben. En eso siempre me he considerado todo un privilegiado. Pasar cientos de horas, miles de kilómetros, metido en un coche con el maestro de fotógrafos Jesús Moreno, otros cientos de barra de bar, de tertulias kafkianas, periodísticas y hasta surrealistas con el maestro del humor gráfico y la caricatura Bernardo Goig es como estudiar la licenciatura de la vida con máster y cátedra incluida.
Pues entre esos personajes también incluyo a Pedro Martínez Bravo, cuyos consejos nunca caían en saco roto. Durante todos esos años en los que tuve la oportunidad de seguir al Albacete Balompié por los distintos campos de Primera y Segunda División eran míticas las partidas de dominó que se montaban en el hotel de concentración la noche anterior a los partidos, el equipo de La Tribuna, el que suscribe y Jesús Moreno, contra el Albacete, con Ferre y Martínez Bravo. Mucho nivel, sobre todo humano, el que había en la mesa de juego.
Pedro Martínez Bravo ha sido un delegado ejemplar y se merece el homenaje que hoy se vivirá en el Carlos Belmonte, donde la sala de prensa llevará su nombre para perpetuarlo y que su figura no caiga en el olvido. La enfermedad ha podido con él y será difícil transmitirle y que sienta todo el cariño que sin duda se va a desbordar en torno a su mítica figura, pero seguro que todo lo que se diga será poco y, por supuesto, merecido.
