La temporada entra en su último esprint. Ocho jornadas quedan para culminar un año cargado de situaciones complicadas en un Albacete Balompié que se mantiene sobre la incertidumbre de no saber si podrá sobrevivir a su último infarto.
El descenso fue muy duro. Llegó en el peor momento, ya que el Concurso de Acreedores había salvado la situación económica pero hacía falta mantenerse en la Liga de Fútbol Profesional para asegurar unos pagos imposibles en la categoría de bronce, un pozo del que cuesta mucho salir.
En el primer envite se estuvo cerca pero no se logró ascender y a partir de ahí todo ha sido un continuo desastre que obviamente no ha ayudado en nada a que la situación pueda mejorar. El primer año se sobrevivió gracias a ingresos como la ayuda al descenso, traspasos y otras prebendas que este año no existían, con lo que los 2,5 millones de euros de presupuesto eran un milonga tan grande como las posibilidades de que este club se vaya a pique. Una gran mentira que sustentó la familia Iniesta adelantado dinero para que se pudieran pagar las nóminas hasta diciembre. Apartir de ahí, pues ya ven, casi todo el día hablando más sobre las nóminas adeudadas que de otra cosa, porque es lo que preocupa a las familias que viven del Albacete Balompié, ya sean empleados, jugadores y técnicas.
Para postre, la marcha de Aurelio Milla quitó la única barrera que mantenía equilibrio en una situación torcida desde el principio y que culminó la pasada semana con la destitución de Antonio Gómez. «La situación no era tan mala», decía el técnico en su despedida, y tenía toda la razón del mundo, pues el equipo estaba a dos puntos de la zona de promoción, a uno esta semana tras la victoria sobre el Cacereño.
Con la llegada de Luis César se abre una nueva etapa, y no se cuantas van ya en los últimos años, en los que hemos ido tropezando con la misma piedra en el camino como en un bucle sin fin del que es imposible salir. El Albacete es como el día de la marmota de aquella película de Bill Murray. Tras la marcha de Gómez la plantilla ha cobrado una nómina, se espera que los empleados también tengan esta semana algún ingreso y parece que las cosas van a mejorar. Incluso parece que está cerca el acuerdo con el Ayuntamiento para solucionar un conflicto que nunca tendría que haberse generado.
La ampliación de capital ha sido un fracaso absoluto, al menos de momento. Sólo la gente de la calle ha respondido a la llamada de socorro del club, mientras exjugadores, exentrenadores, accionistas y empresarios de Albacete han brillado por su ausencia. Muchos vídeos de apoyo y muchos mensajes, pero pasta, lo que se dice pasta, la mínima expresión.
Queda pues encomendado el Albacete a lo deportivo, a meterse en la promoción de ascenso en estas ocho jornadas que restan y ha intentar conseguir el ansiado ascenso. Nos hemos encomendado a Sampedro y ya veremos lo que pasa.
