Otra vuelta de tuerca en el Alba (La Tribuna, 12-03-13)

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La situación crítica del Albacete Balompié está alcanzando un punto álgido y empiezan a surgir problemas derivados de los impagos, como la marcha del portero Lledó. El andaluz está lejos de su familia, no juega y encima se le adeudan varios meses, con lo que ha decidido poner pies en polvorosa y perdonar lo que queda de temporada para irse con su familia.

Es una situación extraña, pero comprensible cuando no ves visos de solución a un problema que ha ido creciendo a lo largo de esta temporada a pasos agigantados.
Mucho se habló y escribió sobre la viabilidad del club tras el descenso a Segunda División B. Se hablaba de al menos un par de años de margen, pero lo cierto es que sólo había uno, a tenor de lo que está sucediendo esta campaña.

Son tantos los culpables de esta situación que seguramente haría falta un especial de 100 páginas para simplemente enumerarlos a todos, por lo que no nos vamos a ir más allá en el tiempo y sólo hablaremos del presente.

El Albacete consiguió sobrevivir la pasada temporada por ingresos que todavía tenía de recibir de traspasos, ayudas por el descenso y hasta la televisión. Aún así hubo pérdidas, en torno a los 550.000 euros, y eso que se ajustó el equipo a la realidad económica del momento, o al menos así se vendió.

Esta temporada se ha vivido en una nube y de aquellos lodos llegan estos barros. No se me olvida la Junta de Accionistas a finales de septiembre, cuando en un grado de irresponsabilidad supina los accionistas aprobaron un presupuesto fantasma que no había por donde cogerlo.

Uno puede entender que se quiera cuadrar el círculo y se intente ajustar el capítulo de gastos sabiendo los ingresos que vas a tener, apretando mucho la imaginación para intentar conseguir luego  las cantidades con las que cubrir lo que ya sabes que no se va a ingresar. Pero resulta fascinante recordar como se aprobó con más de un 99% de los asistentes a la Junta un presupuesto de 2,5 millones de euros.

Era un presupuesto irreal, a todas luces, pero nadie protesto, ni votó en contra, cuando la realidad anunciaba que el club se daría con un canto en los dientes si lograba ingresar al menos un millón de euros, a tenor de los ingresos reales.

Así las cosas, se logró llegar al mes de diciembre porque José Antonio Iniesta prestó 400.000 euros, lo que quiere decir que ya en septiembre, cuando se presentó y aprobó este presupuesto, no había ni para encender.

Quizás pensaron que la ampliación de capital iba a solucionar los problemas. Craso error. La llegada de Andrés Iniesta como máximo accionista ha podido tener el efecto contrario al que quizás esperaban. Al tener un 20% del capital y, dado que el resto está muy disperso, el control del club, nadie de los antiguos ha entrado en el juego de poner más dinero «para que mande otro» y nadie ha pensado en poner la cantidad suficiente para hacerse con el control del club, ya que hablamos de al menos un millón de euros, cifra bastante respetable. Otra vía era que entraran inversores para ser socios de Iniesta, lo que todavía está por ver, pero mientras tanto el ambiente se va enrareciendo y los resultados, para más inri, no acompañan. El futuro del Albacete Balompié se ve cada vez más negro.

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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