Adiós a un hombre bueno (La Tribuna, 05-03-13)

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Aurelio Milla presentó anoche su dimisión como presidente del Albacete. El pobre se comió un marrón del 15 cuando la enfermedad de Rafael Candel le dejó en sus manos el club manchego y a pesar de que todo estaba en contra decidió presentarse a la reelección en vistas de que nadie quería hacerse cargo del muerto.

La crisis que lleva el país a un callejón sin salida, por mucho que nos quieran vender, también ha afectado, y mucho, a la empresa de Milla, que lleva ya tiempo barruntando el portazo, presionado por sus socios y sabedor de que no podía diversificar esfuerzos dada la precaria situación de los dos frentes que tenía abiertos. El tema es que, obviamente, había que decidirse por uno y está claro que su empresa va por delante, porque al final es lo que le da de comer a su familia.

En todo este tiempo al frente del Albacete, si algo ha caracterizado a Aurelio Mila es que ha sido un hombre bueno, muchas veces demasiado, lo que ha servido para que lo vistan de torero por mor de las circunstancias, pero alguien tenía que dar la cara y ahí ha estado siempre el de Madrigueras, con jugadores, empleados y acreedores. Se ha partido la cara por el Albacete, con el Ayuntamiento o con el que ha hecho falta, y no ha eludido sus responsabilidades cuando ha tenido que hacerlo, aunque en la mayoría de las veces no estuviera en sus manos la solución de los problemas.

Deja el Albacete Balompié en un estado de caos generalizado. La situación de los empleados del club roza lo esperpéntico, pues ya me dirán como puede comer una familia a la que le deben tres mensualidades y una extra. Mucho riñón hay que tener para soportarlo y está claro que para los mileuristas, si llegan, es poco menos que imposible mantenerse ante tales circunstancias.

Los jugadores también tiene retrasos, en menor medida, pero también importantes. Aquí son pocos los futbolistas que han tenido un paso de esplendor en Primera o Segunda División y que pueden tener un colchón importante. Por eso los impagos generan incertidumbre e intranquilidad y, obviamente, no es la mejor receta para enfrentarse cada domingo a una nueva final en la que está en juego no sólo tres puntos, sino que toda la supervivencia y los casi 75 años de un club de fútbol, porque se ha repetido hasta la saciedad que la única vía que parece posible para salvar a la entidad es un ascenso.

Los inversores no llegan. Muchos llaman a la puerta y parecen dar esperanzas, pero al final dan un paso atrás. ¿Que atractivo puede tener un club en Segunda B y en quiebra? El único atractivo posible es estar junto a Andrés Iniesta, pero por mucho que el tema pueda ser goloso, a ver quien es el guapo que suelta uno o dos millones de euros para que este club tenga seis meses o un año más de vida, porque con esas cantidades  la viabilidad a medio plazo sigue estando en ese hipotético ascenso  que tampoco está nada claro.

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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