Pintaban bastos en el Albacete Balompié. Un equipo que pretende ser campeón de grupo no puede permitirse sumar un punto en cuatro partidos, a no ser que lleve una suculenta ventaja respecto a sus perseguidores. Pero en este grupo la igualdad es la nota dominante, con resultados dispares cada jornada que consiguen tener la clasificación muy apretada, para lo bueno y para lo malo.
Y lo bueno es que la victoria sobre el líder ha devuelto al equipo manchego a la zona de privilegio y le ha vuelto a poner en posición para intentar el asalto a cotas mayores, lo que se conseguiría con una serie de buenos resultados consecutivos que tan difícil se hace conseguir en esta complicada categoría.
Pero lo que quedó claro el domingo es que cuando el equipo tiene las ideas claras y lo plasma en el terreno de juego, su potencial es imparable. Hacer las cosas bien garantiza el éxito, porque plantilla tiene el Albacete, y así quedó demostrado ante la mejor defensa del campeonato, que recibió dos goles como dos soles.
Seguramente las bajas hayan mermado al Alba en las últimas jornadas y volver a contar con Curto es una gran noticia porque el catalán está, sin lugar a dudas, en un gran momento de juego y fortuna de cara al gol. Pero quizás la clave del encuentro fue la apuesta, quizás obligada, por tener el balón. Juntar a Rocha y Mario Ortiz en el centro del campo fue un regalo para el fútbol. De nada te vale tener la mejor delantera de la categoría si tu equipo no es capaz de jugar organizado y de tener el control del juego.
El fútbol se basa en tres conceptos fundamentales, empezando por una buena defensa, pasando por un eficaz ataque y parándose en la clave de todo, el enlace entre una cosa y otra, el centro del campo. Tener una buena medular garantiza buenos balones para los delanteros y menos problemas para la defensa.
El Albacete Balompié tuvo el domingo un gran centro del campo y cuajó el que seguramente haya sido su mejor partido de la temporada, y posiblemente del último año. El equipo de Antonio Gómez comenzó como un tiro la pasada temporada, sorprendiendo a todos con un juego vertical, intenso y abrumador, pero conforme fue pasando la temporada, y sobre todo tras el éxito copero, ese ímpetu se fue diluyendo y aunque se estuvo a punto de alcanzar el ascenso soñado en los play off, lo cierto es que el juego no era, ni mucho menos, tan dominador como lo fue en ese inicio de temporada.
Este año, con un año más de experiencia, la cosa no había mejorado. Buenos resultados, pero poca transmisión a la grada de lo que tiene que ser un equipo que quiere luchar por el ascenso. Pinceladas de calidad mezcladas con terribles fallos malograban esa comunión que se había logrado en el arranque de la temporada pasada, y sólo hay que ver la gente a asiste al Carlos Belmonte para domingo.
El partido del domingo frente al Real Jaén debe servir como punto de inflexión para recobrar al mejor Albacete y sea la rampa de lanzamiento hacia el liderato para un equipo que tiene potencial para ello, pero al que quizás siempre le ha costado creérselo y por eso estaba fallando cuando llegaba el momento de dar el salto definitivo. Esperemos que el resultado del domingo sirva para volver a poner en órbita a este equipo.
