Maquiavelo, que fue un filósofo metido en política, no lo llegó a decir nunca de forma literal, pero la frase «el fin justifica los medios» resume muchas de sus ideas. Presente siempre la frase en el mundo de la política, el actual Consejo de Administración del Albacete Balompié la ha tomado como suya, pero aquí habría que dirimir si el fin es conseguir lo mejor para el Albacete o, más bien, es el de agarrarse a la poltrona, como se vislumbra en cada una de las acciones de los todavía mandatarios del club.
Después de escuchar en CMT las palabras del presidente Ubaldo González en el descanso del partido Albacete-Las Palmas, se vienen a ratificar las afirmaciones del todavía presidente de honor Rafael Candel de que «viven de espaldas a la realidad».
En esas reuniones que han mantenido con la ya oficialmente alternativa se les ha dicho claramente los motivos por los que tienen que irse y que saben ya en todo el planeta, pero claro, no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y por si faltaba algún motivo debería ser motivo de reflexión que el pasado sábado, cuando el equipo se está jugando la permanencia virtual, cuando Máximo ha definido el partido como una auténtica final llegando incluso a concentrar a sus jugadores, la afición, que es soberana, le da la espalda al equipo. Poco más de 4.000 aficionados y teniendo en cuenta que Gol Norte estaba plagado de niños que vienen con las entradas que se reparten gracias al convenio con la Diputación, pues parece claro el mensaje del respetable.
Además de sordos, también están ciegos, pero no lo quieren ver. Ciertamente no los quiere nadie después de haber llevado al club a un ambiente de crispación sin precedentes, después de haber arrastrado el nombre del club por los juzgados con evidentes ridículos y después de haber organizado un maquiavélico plan para al final intentar apuntarse un punto con el acuerdo con Vicente Montes, que viene a solucionar ocho problemas de los que siete los habían generado ellos mismos. Pero claro, el fin justifica los medios. No importa calumniar, mentir, engañar, utilizar de forma descarada a nuestro ya de por sí saturado sistema judicial con el único interés de apuntarse un tanto y poder decir «que buenos somos». Pero no se dan cuenta, como dijo Candel, que «están desprestigiando al club», pero claro ¿qué les importa el club? Sólo les importa seguir agarrados al sillón, aferrados al bastón de mando, con el club secuestrado, de espaldas a todo y a todos.
El otro día, tras la rueda de prensa de Rafael Candel y José Vicente García Palazón, me invadió un enorme sentimiento de decepción, porque eso de que «o se van, o que se queden» era abrirles la puerta de par en par a la continuidad. ¿Pero alguien en su sano juicio, viendo cómo actúan, piensa que se van a ir por las buenas? Para eso hay que tener dignidad, sentido de la responsabilidad y honestidad, valores que este Consejo de Administración presidido por Ubaldo González y dirigido por Gonzado Panadero ha demostrado por activa y por pasiva no conocer.
