Todos los años, llegado el mes de abril, la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha reparte los premios y distinciones al Mérito Deportivo correspondientes al año anterior. Este año se llega a la un undécima edición, y como suele ser habitual, se repartirán más de 70 galardones.
Ni que decir tiene que hay que felicitar y dar la enhorabuena a los galardonados este año, que sin duda se lo merecen por los méritos contrarios.
De todas formas, y no es que quiera yo poner el dedo en la llaga, pero siempre he tenido la sensación de que se reparten demasiados galardones, lo que al final acaba por devaluar el premio. Desde que en 1997 se instauraron estos premios, la Junta de Comunidades ha repartido ya más de 800, ahí es nada, entre medallas de oro y plata, placas y demás galardones. A este ritmo, puede que dentro de unos cuantos años ya no queden deportivas a los que premiar y haya que empezar con familiares y amigos, aunque eso ya se hace veladamente, como lo demuestra que se le conceda la medalla de oro a Jaime Lissavetzky por la promoción deportiva, o sea, por hacer su trabajo, porque sino ya me dirán cuales son las funciones del secretario de Estado para el Deporte. El caso es tener siempre algún peso pesado de la política nacional para así salir más en las fotos, es lo que tienen estas cosas.
Imagínense que cada año repartieran 70 premios Cervantes, o 70 Óscar al mejor actor, pues que en 10 años no quedaban escritores o actores de nivel a los que premiar y alguno se llevaría el premio tras escribir su primera novela o actuar en su primer corto. Insisto en que, sin duda, todos los galardonados tendrán sus méritos para recibir este premio, pero qué valor tiene recibir un premio que ya tienen otros 200 más.
Creo que sería interesante reducir el número de premiados, con el único objetivo de que se valorase más al deportista, club o entidad ganadora, que se le pudiera dar mayor relevancia al tema e incluso se motivase más a los castellano manchegos a la hora de luchar para estar en lo más alto, sabedores de que hay que estar al máximo nivel para alcanzar uno de estos galardones.
Es imposible resaltar a nivel mediático lo conseguido por los 76 premiados y apenas todo queda limitado a poner su nombre en los diarios y aparecer en una foto de familia en la que incluso costará luego encontrarse.
De todas formas está bien reconocer los méritos de mucha gente que no suele aparecer en los papeles. Entrenadores de cantera, dirigentes de clubes modestos, colegios y entidades preocupadas por la práctica deportiva de sus alumnos y asociados, entidades colaboradoras con el deporte.
El caso es que estos reconocimientos pudieran ser más valorados, reconocidos y se pudiera indagar más en la vida y méritos de los premiados, algo que con el reparto mayoritario es prácticamente imposible.
