Estamos de vuelta con la Zona Press tras un poco de relajación estival y como suele pasar, la competición para el Albacete Balompié ha empezado antes de que termine el verano.
El caso es que comenzó la Segunda B, en la que tiene que volver a jugar el Albacete tras, como dice el refrán, tropezar dos veces con la misma piedra y perder la condición de equipo de la LFP.
Eso de ser cola de león no le vino bien a un conjunto que escatimó en ciertas cosas y eso le pasó factura. Ahora se es cabeza de león, con una plantilla cargada de jugadores jóvenes en edad pero con sobrada experiencia en la categoría.
Muchos han sido los que han alabado los fichajes realizados por el Albacete, pero como siempre ocurre, de lo que se trata es de que puedan luego ofrecer ese rendimiento que se les presupone y, sobre todo, que el entrenador encuentre la tecla correcta para formar el bloque, porque no podemos olvidar que la plantilla del Albacete es totalmente nueva, con 16 fichajes para cubrir las licencias sénior que permite la Federación.
El comienzo no ha sido malo, pero obviamente habrá que ir observando la evolución del equipo, todavía a medio hacer. Lo que sí está claro es que la categoría no les va a quedar grande como les ocurrió a muchos jugadores de la pasada campaña, que llegaron como promesas y ahí se quedaron, sin alcanzar nunca el título de realidad.
Por cierto, resulta curioso observar cómo en el nuevo destino del técnico Luis César, el gallego vuelve a insistir en el sistema que tanto daño hizo al equipo manchego cuando perdió la confianza en lo que estaba haciendo. Cuando se juega con fuego uno acaba quemándose, como le pasó al técnico con una dolorosa destitución después de la buena trayectoria que llevaba en el club. En Lugo ya saben lo que es tocar el balón desde atrás y que el rival se te suba a la chepa. Esperemos que aprendan pronto o Luis César se baje de la burra, cosa que, conociéndolo, parece improbable.
Aquí en el Alba, si no tenemos polémicas pues nos las inventamos, ahora con la moda de no dejar grabar a las televisiones, ni los partidos de Tercera. El que más lo sufre es el aficionado, no se nos vaya a olvidar, pero como dice el refrán, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
