En las últimas temporadas se ha visto quejarse a los entrenadores y directores deportivos de las fechas de cierre del mercado, eso de empezar la competición 15 días antes de acabar el plazo de fichajes, lo que provoca cambios en plantillas supuestamente ya cerradas, llegadas y salidas de última hora y, en definitiva, un desbarajuste que a nadie beneficia porque en algunos casos, con muchos movimientos en los últimos días, la pretemporada no vale absolutamente para nada.
Si no se pueden cambiar las fechas, porque así están también el resto de mercados europeos, pues se empieza la competición el primer fin de semana de septiembre, como se hacía antes. Se adecua el calendario de competición y punto, lo que además serviría para recuperar las pretemporadas.
Antes, los equipos tenían seis semanas de preparación, que era lo que los preparadores físicos decían que era lo necesario para conseguir armar a los equipos, tanto física como tácticamente. Muchos entrenamientos, mucha carga física y un partido amistoso cada fin de semana, con lo que se jugaban cinco o seis. Los equipos llegaban al inicio bien preparados en todos los sentidos.
Ahora, las pretemporadas han pasado a ser de apenas cuatro semanas y se juegan dos partidos amistosos cada semana, lo que significa además menos sesiones para trabajar lo táctico. Luego las entradas y salidas constantes en ese periodo no dejan al entrenador preparar al equipo como es debido. Todo desventajas de las que se quejan, cada vez más, pero nadie hace nada. Cosas del fútbol moderno.
