Como siempre me han gustado muchos los refranes, lo primero que se me viene a la cabeza en este playoff a Primera es que no hay dos sin tres, porque de conseguir el ascenso sería la tercera ocasión en la que el Albacete Balompié se puede codear con los más grandes. Solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. Como llevo en esto más de 30 años he tenido la suerte de vivir de cerca las dos primeras etapas del Alba en Primera y es otro mundo, por eso cuesta tanto alcanzarlo y luego no digamos mantenerse ahí.
El Albacete ha sido la sorpresa inesperada. Recién vuelto de Primera RFEF uno piensa en poder asentarse en Segunda y no pasar los apuros vividos en años anteriores. Pero el fútbol es como un melón, que hasta que no se abre no sabes como va a estar. Plantilla muy renovada, un técnico nuevo, no es fácil llegar a sorprender como lo ha hecho el Alba de Rubén Albés, que además lo ha logrado con algo que se suele ver poco en Segunda, jugando al fútbol, y como dice él, con emoción.
Una plaza para cuatro equipos y el Alba es, obviamente, el más débil en plantilla y presupuesto. Nadie esperaba al equipo manchego metido ahí y nadie puede negar que tenga sus opciones para hacer saltar las banca y lograr el ascenso. Ilusión y apoyo no le van a faltar, con una afición como hacía muchos años que no se veía. Ni en la campaña de Ramis, que también se estuvo ahí, las sensaciones eran tan positivas.
Veremos lo que pasa y lo viviremos con intensidad, porque la temporada que se ha hecho no nos la va a quitar nadie y nos dejará un recuerdo imborrable de lo bien que nos lo estamos pasando. El Alba de Albés ya es de Primera, pase lo que pase.