Una vez asegurados los playoff ascenso, algo que se veía venir pero que había que certificar, Rubén Albés lo dijo claro, «la que hemos liado», porque nadie esperaba a principio de temporada que el Albacete Balompié fuera a estar donde está, con posibilidades de ascender a Primera División.
El Albacete regresó a Segunda a base de épica, porque tampoco daba un duro por el equipo manchego en esa eliminatoria donde todo estaba de cara para el Deportivo. Es difícil tener fe cuando ves que todo está en tu contra, pero el fútbol es así, como siempre se dice, porque al final gana el que mete más goles.
Por eso mismo, pensar que el Albacete puede subir a Primera no es una quimera, máxime cuando los sextos clasificados han sido muchas veces los ascendidos, porque aquello de que suelen ser los últimos en llegar y lo hacen con el subidón que eso supone, mientras que los de arriba lo que tienen en la frustración de no haber conseguido el ascenso directo.
Sea como sea, el Alba la ha liado bien, con un equipo de jugadores comprometidos que han dado un nivel espectacular, algo en lo que evidentemente tiene mucho que ver el entrenador, Rubén Albés. Cuando tienes un plantel cargado de estrellas el entrenador parece que tiene poco que hacer, simplemente que no se le revolucione el gallinero y que los jugadores saquen a pasear su talento.
Cuando un club modesto consigue cosas importantes es porque el entrenador ha sabido soltar la chispa necesaria en la cabeza de sus jugadores y Albés lo ha hecho con un Alba que nos permite soñar.
