En unos días comenzará el evento que culminará la transformación del fútbol en el más ruin de los negocios. El dinero catarí ha conseguido que federaciones, selecciones y jugadores se hayan tapado los ojos para formar parte del circo en que se ha convertido el próximo mundial, el mundial de la vergüenza y de la corrupción.
Un evento que se lleva disputando desde 1930 cambió de fechas, a pesar de los muchos inconvenientes que ello provocaba, solo por el dinero. La elección de la sede tuvo un tufo a corrupción en la FIFA que tiraba para atrás, pero a nadie le importó. Miles de obreros murieron durante la construcción de los estadios donde se jugarán los partidos, debido a la falta de los más mínimos derechos humanos en dicho país para los trabajadores de a pie, a nadie le importó. Ya no solo los colectivos LGTB están penados, el trato para la mujer es vejatorio, pero a nadie le importa.
Las apesebradas federaciones se las han tragado dobladas, nadie ha puesto pegas a participar en este mundial de la vergüenza. Todos han mostrado unas tragaderas más grandes que los oleoductos rusos.
Veremos como transcurre este mundial de la vergüenza, este mundial de la corrupción, este mundial que ha cerrado los ojos a los derechos universales de las personas por tener las cuentas llenas de millones. Pero claro, qué vamos a decir en España, donde nos hemos llevado la Supercopa nacional a Arabia Saudí para entretenimiento de los jeques de turno, aunque sea perjudicial para sus clubes y los aficionados. El dinero está deshumanizando al fútbol y a nadie parece importarle.
