El CABA nos abrió el camino a los que desde pequeños hemos amado al baloncesto. Junto al CABA vivimos años mágicos, disfrutamos de este deporte y se llegó a jugar en la segunda categoría del baloncesto nacional.
Luego empezaron los celos, los problemas internos, las disputas y el desmembramiento que dividió y penalizó de manera que se tuvo que sufrir una travesía por el desierto que no terminaba de superarse por aquellas rencillas del pasado. Llegó una gente que lo cambió todo, que unificó lo que estaba dividido y que impulsó nuevamente al baloncesto con la creación del Albacete Basket.
Cuando se cumplen 10 años de su nacimiento y se puede vivir la espectacular LEB Oro vuelve a aparecer los fantasmas del pasado. Algunos ya lo llaman el CABA 2.0 porque las disputas internas son el preludio de situaciones que se pueden volver a repetir por los mismos motivos. Jugar en la LEB Oro requiere un desgaste importante para la gente del club y no es normal que con una directiva de 12 personas tengan que ser dos o tres los que se carguen toda la faena a sus espaldas. Por eso Pedro Torres propuso fichar una persona que se encargara de todo eso, como tienen todos los clubes, incluido el compañero de viaje provincial, el CB Almansa. Es alucinante que intentar dar un paso para profesionalizar el club encuentre todo tipo de trabas precisamente de quienes nunca suman y siempre restan. El perro del hortelano, siempre presente.
Una temporada que promete ser complicada en lo deportivo por el nivel de la competición no puede empezar con problemas internos. No queremos un CABA 2.0. El futuro dependerá del nuevo presidente que coja las riendas. Veremos si suma o resta, aunque igual para sumar primero hay que restar a los que estorban.
