No puede haber una afición más contenta en toda la Segunda División que la del Albacete Balompié, porque nadie tiene dos motivos de celebración tan bonicos como los albaceteños. Su equipo marcha líder y vuelve la Feria.
Ese liderato, aunque sea anecdótico en estas primeras jornadas, es motivo de satisfacción porque se ha conseguido a base de un juego vistoso, ambicioso, ofensivo, con personalidad y esa gran dosis de seguridad defensiva que tanto hace falta en esta categoría.
A la gente le gusta ganar, pero también que su equipo tenga alma y que ofrezca un buen espectáculo futbolístico, algo que en la mayoría de los casos brilla por su ausencia. Le gusta ver a jugadores comprometidos, que luchan por cada balón. Por ahí la felicidad de los seguidores del Albacete es plena.
Y si uno está contento porque su equipo está líder, más cuando lo hace en el momento en que vuelve la Feria de Albacete. Para muchos, la Feria es un sentimiento, no sólo una fiesta. La Feria es tan grande que se puede vivir de muchas maneras y cada uno tiene la suya. En Albacete, los años se cuentan desde que termina una hasta que empieza la siguiente y volver a tenerla dos años después hace que se vaya a coger con muchas más ganas, y no te digo nada si encima el Alba va primero. Si la próxima jornada se hubiera jugado en el Belmonte el campo se pondría a reventar y sería un acto más de esta Feria multidisciplinar donde caben toros, deportes, teatro, música, exposiciones, concursos, ofrendas, miguelitos, los chori-morcis y las gambas del Seyca (aunque ya no esté). Y el Albacete líder. Pues a disfrutarlo.
