No recuerdo qué año empezó mi relación con esos chalados del Club Polideportivo Waterpolo Albacete, que tienen anécdotas para escribir un libro, aunque no sería apto para menores. No equivocarse, hablamos de gente sana, deportista, que sentó las bases para que este deporte esté ahora muy vivo en nuestra ciudad, lo que no quita para que, como jóvenes que eran en aquellos años, protagonizasen peripecias propias, en muchos casos, de cualquier película de Berlanga o Cuerda.
Cada vez que me llaman para una comida o cena me apunto de inmediato, porque sinceramente tengo claro que voy a disfrutar de una velada fantástica y, sobre todo, divertida. Escuchar las historias del Oso no tiene precio, sin olvidar las peripecias de Pintxito, Peque o el Abuelo. Ese grupo de amigos llegó hasta donde llegó y, con buen criterio, Julián Garde, todo un señor catedrático enamorado de la pileta, dijo que era la hora de dar un paso adelante y hacer algo más serio. Ahí nació en 2010 el Club Waterpolo Albacete, con un objetivo claro, hacer cantera.
Hasta este momento, los jugadores habían aterrizado en el waterpolo desde otro deporte acuático. Hoy en el equipo sénior ya juegan chavales formados en su escuela, nacidos y crecidos por y para el waterpolo.
Da gusto ver un proyecto de este tipo como crece y como madura. Da gusto ver a gente implicada con deportes llamados minoritarios pero que también tienen mucho que decir y mucho que enseñar. Enhorabuena Julián, Jesús y todos los que formáis este Club Waterpolo Albacete por este décimo aniversario.