La vida nos va proporcionando nuevas herramientas, teóricamente, para facilitarnos la vida y quizás resulta que lo único que hacen es complicárnosla un poco más. Las redes sociales se han hecho tan fuertes que ahora todo el mundo las utiliza para dar información, obviando el resto de canales de información y, sobre todo, a las personas que no las utilizan, que, aunque parezca mentira, son todavía muchas.
La moda se ha instalado en los clubes de fútbol y algunos, como el Albacete Balompié, se han volcado tanto en sus redes sociales que se les ha olvidado que son muchos los aficionados que no las manejan, ya sea por edad, desconocimiento o sencillamente porque no quieren.
Luego está el que las usa, que debe tener mucho cuidado, porque como tenga activado el sistema de notificaciones de los que sigue no parará en todo el día de recibir mensajes. Y claro, si no las activas tampoco puedes estar todo el día entrando a ver qué dicen unos y otros, porque los responsables de las redes sociales deben pensar que la gente está todo el día amorrado al terminal móvil a ver lo que dicen unos y otros, como si no tuvieran otra cosa que hacer, como si no tuvieran una vida que vivir fuera del móvil.
Por no decir que como se te ocurra escribir algo a favor o en contra, si piensas que fue penalti, tarjeta roja o gol legal, siempre aparecerán los energúmenos dispuestos a vapulearte verbalmente, en la mayoría de los casos agazapados en un seudónimo con el que piensan que pueden insultar a diestro y siniestro como si estuvieran en la barra de un bar.
En definitiva, nos dan nuevas herramientas, pero no tenemos capacidad, cordura ni, si me apuras, educación, para saber utilizarlas y lo que debería ser una ventaja y una ayuda se convierte en todo lo contrario.
