César Ferrando mantuvo una reunión con el presidente del Albacete para hablar sobre su continuidad o no en el club manchego y el técnico de Tavernes entendió que no había confianza en su trabajo, al decirle que el club hablaría con otros entrenadores antes de tomar una decisión.
No sé si el club se equivoca o no, porque en esto del fútbol es muy difícil pronosticar lo que va a pasar, pero lo que está claro es que Ferrando tiene 57 años, ascendió al Albacete a Primera, entrenó al Atlético de Madrid, Nástic y Elche y ahora ha estado tres meses dándolo todo en un equipo que, como se ha podido comprobar, el problema no estaba en el banquillo, sino en la falta de calidad de su plantilla. ¿Qué tiene pues que demostrar Ferrando?
No veo a un técnico que ha estado en Primera entrar en un casting con otros que, con todos los respetos, no han pasado de la Segunda B, como es el caso de los que nombres que de momento han salido a la palestra.
Ferrando se ha mostrado firme y ha dejado claro que no iba a ser un segundo plato en un club que quiere y que respeta, pero en el que ya lo ha demostrado todo. O confías o no confías. El nuevo proyecto está en pañales, a la espera de conocer quién será el técnico y con qué plantilla contará, porque esa es otra, ahora mismo el vestuario es un auténtico solar y habrá que hacer un equipo nuevo. Dos tienen contrato y no se descarta de otro tres o cuatro puedan seguir, pero habrá que fichar entre 16 y 18 futbolistas, y habrá que hilar muy fino porque aquí el objetivo está claro y las exigencias máximas.
Llega pues el momento más complicado de la temporada para los que están en los despachos, porque tienen que dar forma a un proyecto ilusionante para una afición desencantada, tras una temporada en la que, por mucho que se tratase de vender optimismo, el equipo ha sido incapaz de convertir sus palabras en hechos, por más que se repitieran, ya que en el campo nunca se vio realmente que durante la segunda vuelta hubiera capacidad para revertir la situación.
Apenas hemos tenido tiempo de disfrutar de la Segunda División y regresamos al pozo de la Segunda B, del que ya hemos visto lo mucho que cuesta salir. Pero a buen seguro de que el Alba es capaz de resurgir otra vez, como ya ha hecho tantas veces. Sólo hace falta acertar y el nombre del nuevo entrenador ya está a punto de salir.