El Alba lo consiguió. Costó sangre, sudor y lágrimas, pero el conjunto manchego luchará por el ascenso. Era el primer objetivo y ha costado mucho, pero el sufrimiento endurece y seguro que los nuestros llegan mejor a las eliminatorias que otros equipos que lleven ya varias semanas clasificados.
El Alba se ha liberado de un peso muy grande. La tensión se ha notado toda la temporada, así como un excesivo vértigo a las alturas que ha costado mucho superar. Siempre que se tenía la oportunidad de pegar el puñetazo encima de la mesa llegaba un batacazo, menos en la última ocasión, en la que el equipo ha sacado eso que lleva dentro y que lo hace muy especial: Compromiso.
Si algo no se pone en duda en esta plantilla es el enorme compromiso que desde su llegada han puesto de manifiesto. Han tenido que soportar situaciones difíciles, incluida la destitución de la pieza que mantenida unida la maquinaria, pero como buenos profesionales supieron asumir su rol y mantuvieron la compostura hasta alcanzar el objetivo.
Luis César, con sus cosas, como todos los entrenadores, ha cumplido, pero tampoco podemos olvidar el trabajo de Antonio Gómez, muchas veces ingrato por aquello de ser al mismo tiempo entrenador y manager general.
Ahora llegan los play off, las eliminatorias, donde son muchos los entendidos que afirman que el Albacete, superado el trance de clasificarse, va a soltar todo lo que lleva dentro y va a protagonizar unas buenas eliminatorias. Ojalá.
Llegados a este punto, el rival es lo de menos. Son tres eliminatorias las que habrá que jugar en el mejor de los casos y fácil no será ningún rival. Y todos llenarán sus estadios y apretarán en casa, por lo que aquí es donde la afición del Albacete tiene que dar otra vez un paso adelante. Si nos jugamos el ascenso y apenas van 6.000 aficionados al campo, mal camino llevamos. Muchos superarán los 10.000 espectadores, e incluso alguno hasta los 20.000, así que la afición manchega no puede quedarse cruzada de brazos a ver que pasa y tiene que dar el primer paso.
El año pasado no se estuvo brillante en los play off, pero se fue muy competitivo. Faltó un pasito de ambición frente al rácano Cádiz, que se llevó el premio en los penaltis y rompió los sueños albaceteños. Esta vez no debemos ser timoratos. Hay que quitarse la ansiedad, la presión, la tensión y sacar lo mejor de cada uno para demostrar que este equipo puede. El primer y gran paso ya está dado. El Alba ya está ahí y, ahora, que Dios reparta suerte, pero que por jugadores y afición no vaya a ser.
PD.- No puedo dejar pasar estas líneas para dar la enhorabuena a toda la familia de La Roda CF, incluido Antonio Cabezuelo Rojo y Juan Carlos Izquierdo, aunque ya no estén, por una nueva temporada magistral en la que ha podido mantener la categoría, todo un lujo para un club modesto que seguirá dando guerra la próxima temporada en la Segunda División B. Enormes los jugadores, enorme el técnico Eloy Jiménez y enorme su afición.
