El partido que ayer disputó el Albacete osciló entre la mala y la buena suerte durante tanto tiempo que el encuentro se convirtió en una locura, de la que al final salimos trasquilados. Parecía que a los manchegos los había mirado un tuerto, encajando un gol en propia puerta, fallando el primer penalti y llegando varias veces pero con falta de tino en el remate.
Igual que Sergio Molina mandó a las nubes el primer penalti, las ocasiones del Alba se perdían por la falta de puntería de uno u otro. Con lo que nadie contaba era con un árbitro de buena vista y unos jugadores del Almería a los que se ve que no les han dicho que tocar el balón con la mano dentro del área es penalti.
Tras penas máximas decretó el valenciano Sanchís Cambra. La primera la tiró Sergio Molina fuera. Falló el malagueño después de muchos años sin errar desde los 11 metros. Le pudo pesar después ese fallo y se mostró nervioso, impaciente y con demasiadas ganas de enmendar su error. En la segunda pena máxima Calle cogió la responsabilidad, igual que la tenía antes de la llegada de Molina. Calle no falló y el partido se fue al descanso con 1-1.
En la segunda mitad, ya el Almería B con un hombre menos, el Alba rondó la portería del filial buscando la victoria, pero los remates se iban fuera una y otra vez,con algunos jugadores, por mucho que diga el técnico, mostrando su falta de confianza. Tete no está atravesando su mejor momento, él lo sabe, pero quizás la ausencia de Adriá no deja muchas opciones al técnico, que prefiere colocar a Curto en la banda en lugar de optar por soluciones más coherentes, como la de colocar a Tete en su banda y meter a Rocha en la derecha o darle la oportunidad a Raúl Ruiz, que tan bien lo hizo en la pretemporada.
El caso es que hubo un nuevo penalti y Calle volvió a tomar la responsabilidad. No fallo el madrileño, que sigue siendo el jugador más desequilibrante de esta plantilla, aunque tenga algunos detractores. Con Calle en el campo el Alba es otro y su aportación va más allá de los goles que ahora mismo están dando puntos.
Pero, como al Alba le ha mirado un tuerto, estoy convencido, el equipo de Antonio Gómez tuvo la oportunidad de cerrar el partido marcando el 3-1 pero se volvió a fallar en los últimos metros y cuando todo parecía indicar que el encuentro acabaría con el 2-1, válido para sumar los tres puntos, llegó la sorpresa de un rival con un hombre menos que empató el partido a pocos minutos del final.
Otra nueva decepción en casa, otra victoria que se escapa de manera increíble. Puntos que vuelan del Belmonte y que muestran un Albacete, en estos momentos, que no muestra mimbres de poder atacar un primer puesto cada vez más alejado. El Cartagena no falla, cuenta sus partidos por victorias, y el Alba no termina de mostrar con resultados la calidad que se le presupone. No se puede escapar un partido en el que te pitan tres penaltis a favor. No se pueden desaprovechar estas oportunidades que se presentan y que marca las diferencias entre los equipos de arriba y el resto.
Seis jornadas y, aunque sólo se ha perdido un partido, también es única la victoria que lleva el equipo. Se han sumado cuatro empates, insuficientes resultados para estar arriba. La cosa no es desastrosa, ni mucho menos, pero el Alba está llamado a ser uno de los gallitos, de estar arriba, y las cosas no parecen fluir por ese buen camino que enseguida se cogió la pasada campaña.
Habrá que empezar a pensar que al Alba le ha mirado un tuerto, o le han echado mal de ojo, que para el caso es lo mismo, así que a buscar pronto remedio para que la cosa no es alague, porque si encima que lo económico está como está también se tuerce lo deportivo, mal camino llevamos.
