La tarta accionarial en el Albacete Balompié

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El Consejo que entró hace tres años y del que pocos quedan para terminar el mandato.El Albacete siempre ha sido propenso a los chistes fáciles, quizás porque muchas de las decisiones que han ido tomando sus dirigentes han sido de chiste. A finales del mes de junio aparecía la noticia de que un grupo inversor chino se interesaba por la compra de acciones del Albacete Balompié. Muchos ya veían al Alba en manos de los chinos y de ahí el chiste fácil de la innovadora campaña de abonos.

“Todo a 100”. ¡Ya está! Vienen los chinos para montarnos un ‘todo a 100’ en el Alba. Nada más lejos de la realidad. La realidad es que, quizás por mediación del ayudante de José Antonio Camacho en la selección nacional china, Pepe Carcelén, el Alba iba a tener en su cantera, concretamente en las filas del equipo juvenil de Liga Nacional, al hijo de Hao Haidong, toda una institución en el fútbol chino ya que está considerado como el mejor jugador de su historia. Haidong terminó su carrera en el fútbol inglés, concretamente en el Sheffield United, donde las lesiones, superada ya ampliamente la treintena, no le dejaron triunfar. Antes, había sumado nada más y nada menos que 134 goles en China, siendo el máximo goleador de su selección con 37 tantos.

Hao Haidong preguntó en su momento qué había que hacer para tener acciones del Alba, y ahí surgió la noticia. Uno no sabe a ciencia cierta el objetivo final de la pregunta. Muchos ya hicieron sus cuentas en la cabeza pensando que Haidong tenía intención de comprar el club, mientras que, teniendo los pies en el suelo, uno puede pensar que, al tener a su hijo jugando en el Alba, no sería un mal detalle hacerse con unas acciones de la entidad, como un buen gesto de ayuda, un gesto de buena voluntad.

Sea lo que sea, el caso es que el hijo de Hao Haidong ya está entrenando con su nuevo equipo en la Ciudad Deportiva y al considerado mejor jugador chino de fútbol de la historia se le pudo ver en el palco del Carlos Belmonte durante el amistoso del Alba frente al Real Madrid Castilla.

Hace poco un consejero indicaba que habría que llamar a Haidong para conocer sus intenciones, ahora que se abrirá la posibilidad de comprar acciones con una nueva ampliación de capital.

La ampliación vuelve a ser obligatoria por la situación del club y sus 558.000 euros de pérdidas en las cuentas de la temporada pasada. Ahora falta saber quién irá a la ampliación, aunque está muy claro que, con la que está cayendo, esos más de 8.000 accionistas sin peso, es decir, con un mínimo número de acciones y que pintan más bien poco en la toma de decisiones, no acudirán. Bastante hacen muchos haciéndose socios con la que está cayendo, dirá la mayoría.

Lo cierto es que el poder accionarial está condensado en menos de una veintena de accionistas, mientras que los demás hasta completar los 8.484 que forman la Sociedad Anónima Deportiva poco pueden hacer ya que a pesar de su gran número, aunque se juntaran todos, no alcanzarían más del 50% del capital.

Aurelio Milla, José Antonio Iniesta y Rafael Candel, en el palco del Carlos Belmonte.Hay que recordar que el máximo accionista de la entidad es Andrés Iniesta, pero sin que nadie se llame a engaños. Iniesta es el máximo accionista, tiene un 20% del capital social y, por tanto, no es el dueño del club. El dueño del club tendría que tener más del 50% del capital, para ser mayoría en todos los casos. El club cuenta con 8.484 accionistas, para un total de 34.987 acciones, o lo que es lo mismo, un capital social de 2.099.220 euros. Uno podría pensar eso que se ha vendido siempre de que el Albacete Balompié es de todos, mirando esas cifras que, cuanto menos, sorprenden, ya que resulta curioso que el Alba tenga más de 8.000 accionistas pero no llegue a los 5.000 abonados. Nada más lejos de la realidad.

Hay un detalle que sólo se tuvo el primer año de SAD, el de tener un descuento en el abono para los accionistas, después, da lo mismo serlo o no, se paga lo mismo. Al final, al pequeño accionista sólo le vale la acción para acudir a las Juntas y decir lo que le venga en ganas, si es que le dejan hablar entre la vorágine de tonterías que en la mayoría de las veces se tienen que escuchar. Ser accionista del Alba no vale para absolutamente nada más.

El caso es que el Alba nació con poco más de 5.000 accionistas, que cubrieron 108.510.000 de las antiguas pesetas, mínimo exigido para la obligada conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva. A 10.000 pesetas por acción, se vendieron pues 10.851 acciones. No se pudieron cubrir los 145 millones de pesetas con los que se pusieron a la venta e incluso en la recta final la CCM tuvo que llevarse un buen paquete para alcanzar esos 108 millones, paquete que luego vendería no sin polémica, aunque eso ya es otra historia.

Con ese capital social se fue sobreviviendo a duras penas, pues, al ser tan pequeño, y con la cantidad de millones que manejaba el club en sus presupuestos, era fácil que la mínima desviación y la acumulación de pérdidas colocase a la entidad en la llamada ‘causa de disolución’.

Tras salvar al club en los inicios del año 2000 de una muerte segura con el famoso convenio con el Ayuntamiento y el préstamo participativo, cada vez se hacía más evidente la necesidad de ampliar el capital, por un lado para estabilizar la situación patrimonial y, por otro, para evitar estar un año sí y otro también en esa ‘causa de disolución’.

El miedo para muchos era que llegase alguien de fuera, comprará la mayoría de las acciones y se hiciera con el control de la entidad, algo que pasa en muchos clubes de Europa y también en España, aunque los buenos ejemplos apenas se conocen porque siempre han destacado los diarios casos como el de Piterman con el Alavés.

De todas formas, la situación real en el Alba es que ha sido ingobernable, con diferentes facciones y una dispersión del accionariado que hacía complicado mantener y consolidar un proyecto. El apoyo de ciertos grupos a uno u otro Consejo desnivelaba la balanza y ciertamente con ese modelo de gestión se ha ido pasando “de Guatemala a Guatepeor”.

Rafael Candel, Ángel Contreras y Ubaldo González Garrote, tres de los últimos presidentes del Albacete Balompié.Los Consejos de Administración han cambiado la mayoría de las veces cada dos o tres años y, como ninguno de sus ocupantes ha puesto en juego nunca su propio patrimonio, lo único que han hecho ha sido ir cavando la fosa de la entidad, ya fuera en lo deportivo, en lo económico y alguno, incluso, en las dos cosas al mismo tiempo.

Cuando llegó la primera ampliación de capital en el Alba, y aunque había varios accionistas significativos, era necesario sumar a los primeros 900 accionistas para reunir más del 50% del capital social, es decir, un control absoluto de la entidad, aunque en las Juntas apenas aparecían el 30%. Y es que había más de 4.500 los accionistas que sólo tenían una o dos acciones.

Las ampliaciones han servido de momento para condensar el poder en unos pocos y que cada vez más accionistas pinten mucho menos. La idea del Consejo dirigente en esa primera ampliación de regalar una acción a cada abonado sólo sirvió para aumentar el número de accionistas, pero a nivel de ingresos resultó en cierto modo un fracaso porque no hubo mucha respuesta antiguos accionistas y el capital quedó más concentrado en los máximos accionistas, que aumentaron su cuota de poder.

Lo primero fue convertir el capital de pesetas a euros y el Alba quedó con un capital social de 651.060 euros, representado por esas 10.851 acciones de 60 euros de valor nominal. El Consejo presidido por Ubaldo González programó una ampliación de capital de 2.271.060 euros con unos condicionantes extraños, como eliminar el derecho de suscripción preferente para los antiguos abonados para así regalar una acción a cada abonado. También se limitó la compra de acciones en la fase libre, para que nadie pudiera hacerse con un paquete importante, aunque curiosamente hubo alguno que pasó de tener muy pocas a convertirse en uno de los máximos accionistas. En esa primera fase de la ampliación se adjudicaron 4.634 acciones, es decir, 278.040 euros que, no olvidemos, era parte de los ingresos de la campaña de abonos, o sea, que el club no pudo contar con ese dinero como un ingreso de la temporada ya que pasó a engordar la cifra del capital social. Después, en las diferentes fases posteriores, se vendieron 4.413 acciones, es decir 264.780 euros. Así, el aumento final del capital fue de 542.820 euros, con un total de 9.047 acciones suscritas.

Con estos resultados, en el 2008 el capital social del Albacete Balompié pasó a ser de 1.193.880 euros, representado por 19.898 acciones nominativas de 60 euros. El número de socios aumentó de poco más de 5.000 a más de 8.000 y los llamados grandes accionistas aumentaron su cuota de poder. Si antes era necesario reunir a los casi 900 mayores accionistas para superar el 50% del capital social, ahora se hacía con los primeros 400. Si antes la primera decena de accionistas controlaban sobre el 10% del capital, a partir del 2008 esa decena pasaba a manejar casi el 18%.

Las tres personas que pueden tener el futuro del Alba en sus manos.Como la situación económica seguía sin arreglarse hubo que irse a un concurso de acreedores, que la finalizar también exigía una ampliación para equilibrar la situación patrimonial del club. La ampliación, que iba camino de otro fracaso, la salvó el futbolista internacional de Fuentealbilla Andrés Iniesta, que compró un gran paquete y pasó a ser el máximo accionista de la entidad, controlando un 20% del nuevo capital social. La ampliación se cifró en 1.193.880 euros, con el objetivo de doblar el capital y se cubrieron 905.340 euros, siendo un poco menos de la mitad la cantidad aportada por Andrés Iniesta. El capital del Alba quedó tras la ampliación en 2.099.220 euros repartidos en 34.987 acciones. El poder quedó esta vez concentrado ya definitivamente en unos pocos, pues si antes los 10 primeros accionistas controlaban el 17% del capital, ahora poco más de esa decena controla el 50%, es decir, que puede manejar la entidad dejando en nada la opinión de  más de 8.400 accionistas ya claramente minoritarios. Pero que esta decena de personas tengan la mayoría de las acciones tampoco quiere decir que vayan todos en el mismo barco y seguro que cada uno tiene una idea diferente de como tendría que ser dirigido el club llamado de todos los albaceteños, pero que realmente ahora es de sólo unos pocos.

Llegados a este punto y con unas pérdidas impensables para una sociedad que, no nos olvidemos, acaba de salir de un concurso de acreedores, es obligado realizar una nueva ampliación de capital, con las dudas de quién irá sabiendo la mayoría de los accionistas que su aportación será totalmente altruista ya que poco pincharán y cortarán en el club, cuyo futuro no se presenta nada halagüeño, y que realmente eso de ser accionista del Albacete no les reporta ningún beneficio ni contraprestación. Si con una buena temporada deportiva y económica (pues aunque no se ascendió se lograron ingresos extras en la Copa del Rey, en los play off y con la venta de algunos canteranos) las cuentas presentan esas terribles pérdidas de 558.000 euros, ¿qué pasará en esta nueva campaña sabiendo además que cuando llegue agosto de 2013 habrá que pagar de forma impepinable más de 500.000 euros de la deuda del concurso?

El Paraninfo de la Universidad volverá a ser escenario de una Junta de Accionistas del Alba.La nueva ampliación de capital será de 3.720.000 euros y el montante que se cubra dependerá mucho de la intención de esos máximos accionistas. El que se quiera hacer con el control del Albacete Balompié lo tendrá relativamente fácil ya que, además de comprar la que le correspondan, en una hipotética última fase de acceso libre, seguro que habrá acciones de sobra para hacerse con el control de la entidad. Otra cosa es ver quién es capaz de gastarse un millón o dos de euros en papel mojado para hacerse dueño del Alba sabiendo que prácticamente la única posibilidad de supervivencia del club pasa por un ascenso a Segunda División imposible de garantizar. De todas formas la  ampliación puede salvar las cuentas de la temporada que acaba de comenzar, ya que de otra manera no habrá forma de pagar los gastos, pero luego habrá que ver de donde sale el dinero para pagar la parte del concurso para poder seguir funcionando, ya que de no pagar el Juez de lo Mercantil ordenará la inmediata disolución de la sociedad.

Uno de los que tienen la palabra es Andrés Iniesta, que ya tiene mucho camino andado con ese control del 20% del capital si quiere hacerse con las riendas totales de la entidad. Otros sueñan con Hao Haidong como salvador, pero eso no deja de ser una quimera.
Lo que también esta claro es que sin ingresos importantes en la ampliación la viabilidad del club está totalmente en entredicho porque el presupuesto de ingresos para esta temporada es un cuento chino y encima cuando llegue el verano siguiente habrá que soltar otros 500.000 euros del concurso, que como suele ser habitual en esta entidad, nadie ha previsto de dónde van a salir. O sea, que la ampliación no cubre al menos un millón de euros o el Albacete tiene un futuro más negro que el tizón.

A todo esto, el mismo día que se presentará a la aprobación de los accionistas la ampliación de capital hay elecciones a Consejo de Administración y aquí, de momento, nadie ha dicho esta boca es mía. Los anteriores dicen que no siguen, ni juntos ni por separado, pero ya sabemos que todo puede cambiar en cuanto aparezca alguien capaz de encabezar una candidatura, algo también condicionado, obviamente, a la ampliación porque la lógica dice que si alguien quiere hacerse con el control de la sociedad a través de la compra de acciones un primer paso será hacerse con el control del club accediendo a su presidencia. Quizás sea ya el momento de que el Alba deje de ser de todos y de ninguno y pase a ser controlado por alguien que, jugándose y exponiendo su dinero, maneje el club con el equilibrio, control y sobriedad que nadie ha logrado imponer.

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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