Estamos donde estamos y somos lo que somos

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Así se les quedó la cara a los jugadores del Alba cuando Santamaría falló el último penalti.El Albacete quedó apeado de la Copa del Rey, una vuelta más a un arranque de temporada que ni está ilusionando ni está enganchando a una afición que si el año pasado estaba recelosa pero acabó contagiada con el buen ambiente en el equipo este año no encuentra motivos para mostrarse optimista, con resultados que no llegan y la sensación de que, por enésima vez no se están haciendo bien las cosas, y así nos va.

El año pasado todavía se vivió con la niebla de tiempos mejores que quizás no nos dejaron ver la realidad que ahora se presenta con toda crudeza. Se empezó bien, todo fue rodando y además la Copa del Rey nos recordó todavía más un pasado no demasiado lejano con un Belmonte lleno y rivales de enjundia.

Pero la realidad es bien distinta y nos la hemos encontrado de lleno en esta temporada. El Albacete es un equipo de Segunda División B, uno más entre los 80 de la categoría que busca el mismo objetivo que al menos unos 30 ó 35 de esos conjuntos, meterse en los play-off para luchar por el ascenso. Y entre tantos, el Albacete no es más que nadie en esta categoría, y así se está demostrando. La historia no gana partidos.

En la Segunda División B el fútbol brilla por su ausencia. Pocos equipos proponen un juego de toque, de control del balón, ya no sólo porque quizás falta calidad en sus plantillas, también porque los rivales no lo permiten. Pelotazo y tentetieso es lo que más se ve. Defensas cerradas y expeditivas, equipos más preocupados de no recibir un gol que de marcarlo y encomendación a las respectivas vírgenes y santos para que alguno se resbale, la pifie, y el oportunista de turno consiga ese gol que puede valer su precio en oro. Que se lo digan al Alba, que de los tres goles que lleva marcados en Liga dos son de un rival en propia puerta.

Salcedo, portero de Valdeganga, detiene un penalti. Muchos se preguntaban por qué no está en el Albacete.Este es el juego de la Segunda B y el juego del Albacete, que con una de las delanteras en teoría mejores del campeonato está mostrando una preocupante falta de gol con la que ya acabó la pasada temporada. Y es que el gol va más allá de los delanteros, porque para meter gol hay que tener ocasiones y en el Albacete estas brillan por su ausencia. Los rivales se han aprendido bien el explosivo juego por banda de Adriá y Tete y ambos están a años luz de lo que ofrecieron en la primera vuelta del año pasado. Ya en la segunda y en los play-off su presencia en el campo no era tan significativa y mucho menos en el arranque de esta temporada.

El Alba es uno más en Segunda B y así quedó demostrado en el Municipal de Manises, un campo seguramente de categoría inferior, pero que cuenta con un equipo bien armado que sabe jugar sus armas y que tuvo en el factor campo un gran aliado. En esta categoría, con una tremenda igualdad en sus plantillas, jugar una eliminatoria a partido único es darle mucha ventaja al equipo de casa. Así lo demostró el Alba, tanto la pasada temporada como en esta misma. El Huracán jugó sus cartas, en un partido horrible de fútbol pero con gran intensidad e incertidumbre en el marcador.

El Alba no fue mejor que el Huracán, tampoco peor, y la suerte de los penaltis fue para los locales, arropados por una afición no muy amplia pero fiel ya que el campo llenó su aforo de 1.000 espectadores. El partido presentó dos equipos muy centrados en no cometer errores atrás. El balón estuvo mucho tiempo en el aire y los jugadores pelearon el límite. El árbitro pitó mil y una faltas y sacó muchas tarjetas, pero se dejó sin sancionar la mitad. Mucha leña subterránea, muchos gritos y lamentos inventados, mucho al menor contacto me voy al suelo y más toques y agarrones ahora que el árbitro no me ve. Más fútbol de Segunda B.

Antonio Gómez imparte instrucciones antes de comenzar la prórroga.Pues es lo que hay. El Alba está donde está y es lo que es, un equipo de Segunda B, igual que los otros 19 que forman su grupo e igual que el Huracán que el miércoles lo eliminó de la Copa del Rey. No es menos que ninguno de ellos, ni tampoco más. Encima la situación del club tampoco acompaña, más allá que por los problemas económicos que sufren casi todos los clubes por los mil y un disparates que tienen que aguantar de los dirigentes. Las mentiras no son una buena receta en estos casos y en el Alba parece que se dicen demasiadas. Mentiras o medias verdades, que para el caso es lo mismo.

Esto no ha hecho más que empezar. Queda mucha tela que cortar, pero habría que hacer un acto de contrición, poner las cartas sobre la mesa y evitar que la situación explote, porque lo que era un polvorín ya es un polvorón y si lo deportivo se va al garete lo demás también. La incertidumbre que se vive en estos momentos en el Consejo de Administración tampoco ayuda. Quién se va a hacer cargo del club? Quién va a poner dinero en la ampliación de capital? Preguntas sin respuesta mientras el barco empieza a ir a la deriva.

El domingo, y eso que estamos sólo en la cuarta jornada, llega una revalida, porque el Albacete necesita el bálsamo de una victoria para mitigar una enfermedad que empieza a ser preocupante. Es momento de que la afición, que entiendo molesta con juego y resultados, haga tripas corazón, vaya al Belmonte y anime desde el primer minuto a unos jugadores que, aunque parezca raro, sean los que menos culpa tienen de la situación. Hay que animar hasta el minuto 90, que no se diga, y luego ya habrá momento para lo que tenga que venir.

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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