En juego 70 años de historia (La Tribuna, 08-06-10)

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El sábado se nos cayó el mundo encima. No podía pensar que esta plantilla fuera capaz de ofrecer un espectáculo tan lamentable como para salir del Carlos Belmonte con la sensación de que somos carne de cañón y que no nos libra ni la Macarena del descenso.

Quedamos todos muy tocados por la derrota frente al Recreativo, ésa que nadie esperaba, porque el Albacete tenía mucho en juego y nadie esperaba el lamentable espectáculo que nos ofreció una plantilla cuya profesionalidad está brillando por su ausencia esta temporada. Pero claro, todavía no podemos dilapidarlos porque son, al fin y al cabo, los que nos tienen que salvar, claro está, si los señoritos tienen a bien poner de su parte.

Tres entrenadores han pasado por el banquillo del Alba y cuando parecía que con el tercero en discordia, Vidal, el equipo había empezado a funcionar, al final llegan los mismos errores, las mismas sensaciones, las mismas cagadas que dejan al Albacete al filo de un abismo del que, seguramente, no hay salida.

No podemos olvidar que el club está inmerso en un proceso concursal y que cuenta con una deuda entorno a los 15 millones de euros. Si resulta complicado, casi imposible, solventar la deuda en Segunda División, ya me dirán cómo se puede eliminar el agujero si te vas a Segunda B, donde los ingresos quedarán reducidos en un 80%. Vamos, que el descenso significa la muerte para el club, la desaparición de 70 años de historia, que han dado para mucho y que, desde luego, no pueden borrarse de un plumazo.

Los futbolistas se llaman profesionales, pero ciertamente pocas veces lo demuestran. Lo único que demuestran es su amor al dinero y su escaso arraigo allá donde están. A muchos se les ve ya pensando en la temporada que viene, en donde estarán y todas esas cosas. Algunos se quitan de en medio, otros están desquiciados y así, entre los que se resbalan, los que no llegan y los que se funden físicamente a lo mejor porque no duermen todo lo que tenían que dormir por las noches, el caso es que el Albacete Balompié se encuentra en una situación tremendamente complicada. Lo triste es que esos mismos que te llevan al descalabro son los únicos que pueden salvar la situación, porque ni la afición, ni el Consejo de Administración, ni los medios de comunicación, ni tan siquiera el entrenador, en muchos casos, tienen la capacidad de tirar del carro pues al final siempre son los mismos, los jugadores, los que saltan al terreno de juego y los que deciden el destino de un club.

El sábado, tras el partido, me quedé muy tocado, casi hundido. Luego todo se tornó en un cabreo que espero que se vaya pasando con el objetivo de llegar con algo de optimismo al domingo, cuando el Albacete se juegue la vida frente al Girona. No queda otra. Y me viene a la memoria una de esas frases que hicieron mítico al galés John Benjamín Toshack: «Los lunes siempre pienso en cambiar a 10 jugadores, los martes a siete u ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones». 

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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