Ver la botella medio vacía o verla medio llena. Ver al Albacete no dar la cara y sucumbir frente al Córdoba y verlo hacer un partido serio y ordenado y ganarle al Castellón. Dos caras de la misma moneda.
El caso es que la derrota frente al Córdoba me sumió en una profunda depresión. Ver al equipo no dar la cara en el momento mas importante de la temporada me dejó tan frió como pesimista. La situación se tornaba complicada habida cuenta de aquí no hay nada decidido a pesar de estar ya jugándose casi el tiempo de descuento de un partido muy largo como es este campeonato de Segunda División, que se seguirá jugando mientras los aficionados están ya centrados en la Eurocopa. Un calendario de locos y en el que se demuestra el escaso respeto de los dirigentes futbolísticos de este país por la categoría de plata, que parece no existir más que a nivel provincial.
Las bajas hacían presentar a Máximo Hernández a un equipo de circunstancias e incluso al final del partido teníamos la oportunidad de ver a jugadores defenestrados durante muchos meses como Cano o simplemente paseantes de ‘triunfitos’ como Álex Pérez. El caso es que todos dieron la cara para ganar un partido con cierto tufillo final. El Castellón llevaba una temporada impecable en su estadio, donde sólo había perdido un partido y había encajado nada más que nueve goles. Y llega al Albacete, después de hacer un encuentro lamentable frente al Córdoba, y se lleva los tres puntos incluso con la tranquilidad que dio el 0-2 de Bauzá en el minuto 79 y ofreciendo los castellonenses una imagen lamentable, cargada de impotencia y que crispó los nervios de los aficionados allí congregados, que silbaron a los suyos en muchas ocasiones.
La cosa vuelve a ponerse de cara para el Albacete, que pasará la semana fuera de los puestos de descenso ya que favorecieron los resultados, pero hay que decir que el que más favoreció fue el propio, ya que de no ganar en Castellón es imposible sacar rendimiento a la jornada. El calendario ha sido totalmente benévolo con los manchegos, que tienen dos partidos en casa frente a rivales con los deberes hechos, lo que apunta a sendas victorias blancas. Dos triunfos, seis puntos, con los que se llegaría a los 51 puntos. La cosa está clara. Volvemos a depender de nosotros mismos y eso, conforme están las cosas, es francamente importante.
El Córdoba tiene un calendario para temblar. También lo tienen complicado el Alavés y el Xerez y ya veremos lo que pasa con el Cádiz y al Rácing de Ferrol, que se han vuelto a meter en problemas. Lo de los gaditanos tiene mala pinta.
Ahora otra vez toca ganar en casa para refrendar la victoria fuera, lo que sólo pudo hacer el Alba en los albores de la temporada, cuando logró su primer triunfo frente al Nástic en Tarragona y luego doblegó al entonces líder Málaga en el Carlos Belmonte. Hace falta volver a conseguir este doblete para dar por finiquitada prácticamente la temporada, pues con 48 puntos el camino estará francamente allanado para consumar la permanencia.
Otra vez, la enésima, la afición tiene que responder y llenar al Carlos Belmonte. Acudir incluso más que el pasado partido frente al Córdoba. Darle una nueva oportunidad a este equipo que a pesar de su irregularidad está sabiendo manejar una situación en la que posiblemente otros se hubieran tirado los trastos a la cabeza y se habrían hundido sin remisión en la clasificación. La difícil situación institucional no parece haber afectado a una plantilla que ha sabido abstraerse, con un Consejo de Administración muy contestado por los accionistas, principalmente los grandes, que no están viendo soluciones ni coherencia en las actuaciones de los actuales mandatarios, pero también por los pequeños, los aficionados de a pie, esos que los que los votaron ilusionados hace una año y ahora se han dado cuenta del grave error cometido.
Superada la crisis de la semana pasada vuelvo a ser optimista. Vuelvo a ver la botella medio llena y veo la permanencia más cerca y posible. La temporada ha estado cargada de baches, pero al final podemos salvarla aunque sea en el tiempo de descuento y para ello otra vez habrá que acudir todos de la mano al Carlos Belmonte. Allí nos vemos.
