El Albacete atraviesa un importante bache de juego y resultados. Lo de los resultados está más que claro al sumar uno de los últimos 12 puntos posibles. Un arranque de segunda vuelta que si no se arregla pronto puede dar al traste con las ilusiones de supervivencia de un club que parecen pasar únicamente por la consecución de un ascenso, a tenor de cómo marcha la ampliación de capital.
Lo de los resultados está más que claro, pero no tanto del juego. Tanto técnico como jugadores no parecen reconocer que jugar, lo que se dice jugar, el Albacete no lo hace muy bien que digamos. El equipo va a trompicones y la mayor parte del tiempo sobrevive gracias a los destellos de calidad de su gente de arriba, pero no se ve un juego fluido, dominador o que marque la supuesta superioridad de nuestra plantilla con el contrincante de turno.
Quizás por eso el equipo camina siempre en el alambre y los resultados caen de un lado para otro con ese margen mínimo de quedar siempre encomendado a un golpe de fortuna, un destello de calidad de los Curto, Molina, Calle o Rocha, mientras el resto de la plantilla camina por los partidos de puntillas y siempre muchas más veces protagonistas por sus errores que por sus aciertos.
El mercado invernal ha traído unos refuerzos interesantes, que le pueden dar al equipo un plus más de calidad y por ahí debemos ser optimistas. Este equipo ha demostrado saber jugar muy bien al fútbol, sólo que hace tiempo que sólo lo muestra con cuentagotas y aún así se está arriba, muy cerca de los puestos donde, en teoría, debería estar el Alba. A poco que se hagan las cosas como es debido el Albacete volverá a los puestos de play off y seguro que tiene opciones de luchar por el primer puesto, pero los primeros que tienen que confiar en sus posibilidades son los jugadores y el cuerpo técnico. Ni con la historia ni con el escudo se ganan partidos, pero esa historia y ese escudo tienen que valer para darle a los futbolistas ese plus que parece faltarles en los partidos importantes, en los momentos claves, donde se demuestran muchas cosas.
El camino es espinoso, con problemas en los cobros, con arbitrajes a veces poco afortunados, con escasa suerte en ciertos lances, con un club al borde del colapso ante la falta de recursos, pero todo ello se puede superar a base de victorias y buen juego.
Muchas veces ha hablado Antonio Gómez de la importancia que tiene la afición, de cómo puede levantar al equipo en momentos delicados, de la presión que debe ejercer sobre rivales e incluso los árbitros. La afición es fundamental, pero el primero que tiene que llamarla, que ilusionarla, es el equipo o, si no, sólo hay que ver el arranque de la temporada pasada para comprobarlo. Así que, más allá de todo lo que pasa alrededor, del Día de Ayuda al Club y la mala racha, el Albacete tiene que devolver la ilusión a su afición este domingo con un gran partido frente al Jaén que además acabe con victoria, y la afición tiene que estar ahí, en el Belmonte, animando desde el calentamiento y llevando en volandas al equipo hacia el triunfo. Cada uno tiene que cumplir su papel así que, equipo y afición, a ponerse las pilas que el futuro del Albacete Balompié está en juego.
