No es lo mismo (La Tribuna, 16-09-08)

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La selección española pasó por Albacete, como un auténtico ciclón que lo absorbe todo, incluida a una afición al fútbol, que no al Albacete, como lo demuestra que cuatro días después el Belmonte presentara una imagen bien distinta.

Y es que de la selección somos todos, pero del equipo de nuestra ciudad ya no tantos. España llegó tras proclamarse campeona de Europa y el campo se llenó, aunque en sus anteriores visitas, sin copa de campeón, el Belmonte también registró lleno absoluto, al menos en taquilla, porque siempre se ven esos sitios que la Federación se reserva para sus patrocinadores y que se quedan vacíos mientras muchos que anhelaban una entrada se tenían que conformar con ver el partido por la tele, cosas de los que mandan.

El Carlos Belmonte fue una fiesta, con la gente entregada completamente a un equipo que juega un fútbol casi mágico y tiene a un paisano, Andrés Iniesta, como principal director de orquesta, sin desmerecer el trabajo de los Xavi, Senna o Villa.

Ya quisiera el Albacete que su afición fuera la mitad de fogosa, aunque muchos de los que estaban en el Belmonte para ver a España son los mismos que acuden cada domingo a ver al Alba. Pero es que parece que el equipo de la tierra no tiene el mismo tirón, ni mucho menos.

Ya lo decía Juan Ignacio Martínez el otro día, recordando a los aficionados que «las categorías están para algo» y es que el Alba juega en Segunda y encima es uno de los más modestos, por presupuesto y ambición, porque con la plantilla que se ha confeccionado, excesivamente corta y con calidad la justa, tampoco se puede aspirar a estar luchando con los todopoderosos Murcia, Levante, Zaragoza, Celta, Real Sociedad y demás. De todas formas cosas más raras se han visto, pero siempre con dinámicas como la que tiene el Girona, un recién ascendido que mantiene el bloque de Segunda B y que tiene «hambre». Como me recuerda al Albacete de los 90, el de Benito Floro, el Queso Mecánico. Qué añoranza de tiempos mejores en un Albacete que ha ido perdiendo empaque en la ciudad y, sobre todo, en su afición.

Lo que vivimos al final de la temporada pasada no ha sido más que una quimera provocada por la incertidumbre de un descenso que, felizmente, no se produjo. Pero ¿dónde están ahora esos aficionados de las entradas a tres euros? Pues en sus casas esperando una nueva situación límite y que puedan ir al fútbol casi gratis, porque eso de pagar no está en su lista de prioridades.

Así difícilmente volveremos a ser un Albacete de Primera, y no lo digo sólo por la categoría. Muchos son los campos de Segunda que meten más de 10.000 espectadores en sus campos, algunos incluso más de 20.000, pero aquí nos estancamos en los 5.000. Vino la selección y se vivió una gran fiesta del fútbol. De vuelta a la realidad, siempre quedamos los mismos. Qué triste.

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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