¡¡Estoy acojonao!!

¡

¡¡Tengo miedo!!No pudo ser. No se pudo ganar en El Ejido y el Alba dejó sus deberes para el último día, veremos si no nos arrepentimos. El caso es que el equipo de Máximo Hernández lo tuvo todo para ganar al Polideportivo Ejido pero mostró una impotencia ofensiva impropia de un equipo profesional. Costó mucho hacer el gol al Eibar, porque los armeros defendía muy bien y era difícil llegar con claridad a la portería. El Polideportivo Ejido era un auténtico coladero en defensa y el Albacete dispuso, sin lugar a dudas, de más ocasiones claras de gol que en los últimos diez partidos disputados. Pero la pólvora estaba mojada, el punto de mira torcido o como se le quiera llamar, pero el gol no llegó.

Y nos toca ganar a Las Palmas en la última jornada. Igual con el empate vale, e incluso con una derrota, pero lo único que salva al Albacete sin tener que depender de otros resultados es la victoria, y el rival viene de no perder en los últimos 13 partidos. Es para estar acojonado, y yo lo estoy. Lo estoy porque el Albacete ha demostrado ser capaz de lo mejor, pero también de lo peor. Ha tenido partidos buenos, en los que ha sabido jugar, en los que ha sabido ganar, en los que ha sabido puntuar cuando las cosas no estaban para mucho más, pero la regularidad no ha existido, y ha habido cagadas importantes que, al menos a mí, me hacen ser temeroso.

Lo siento, son las sensaciones que tengo. Sobre todo porque ya he visto a este club cagarla en otras ocasiones y, también, porque el miedo es libre. Se habla de muchas cosas respecto al encuentro con Las Palmas, pero lo cierto y fijo es que me jugaría el pescuezo a que los canarios llegan a este encuentro con una suculenta prima si consiguen la victoria. En las últimas jornadas los maletines están volando de un lado a otro de manera ya desproporcionada. Un ilegalidad más en nuestro país a la que nadie es capaz de meter mano y que se consiente con sus consecuencias, que no son otras que desvirtuar la competición. Me pueden decir lo que quieran los futbolistas, eso de que por ganar no pasa nada. Si que pasa… sobre todo cuando ves a unos jugadores dejarse la piel y correr como no lo han hecho durante toda la temporada cuando el dinero viene de un tercero y no del club que les ha pagado toda la temporada y por el que tenían que haber corrido y dejado la piel. Y encima, que nadie se le olvide, se pague por ganar o por perder, es igual de ilícito ya que hablamos de dinero negro ¿o es que el pagador lo declara a Hacienda y hace las correspondientes retenciones?

Con el miedo metido en el cuerpo recuerdo ahora la temporada 94-95. El Albacete jugaba en la penúltima jornada en el Camp Nou, con homenaje a Koeman incluido. Un gol de Bjeliça le dio el triunfo al conjunto manchego sobre el todo poderoso Barcelona. El partido se jugó el sábado por la noche y al Barcelona, con este resultado, se le complicaba la clasificación para la Copa de la UEFA. Ahí es nada. Tras este resultado, si el Tenerife no puntuaba en su enfrentamiento con el Español, la salvación estaba conseguida ya que en la última jornada se medían Compostela y Tenerife cualquier resultado que se produjera dejaría al Albacete en la quinta plaza por la cola, la que ocupaba precisamente tras la jornada 37.

Ese año descendía de Primera División los tres últimos y promocionaba el cuarto por la cola. Tras la jornada 37 los descendidos ya estaban decididos. Spórting de Gijón, Real Valladolid y Logroñés se iban para Segunda. Falta por decidir el puesto de promoción.

El Tenerife no perdió contra el Español, sacó un empate. Mal rollo. Eso dejaba al Albacete con la necesidad de al menos empatar en su última jornada frente al Deportivo de La Coruña. Los gallegos, que ya eran segundos por detrás del Real Madrid sin posibilidades ni de subir ni de bajar puestos, llegaron al Carlos Belmonte con las maletas llenas. Ahí está el resultado del partido, 2-8 y el Albacete a jugar la promoción. Estaba casi todo hecho con la victoria sobre el Barcelona, pero al final nos vimos abocados a jugar la promoción con el Salamanca.

Gran partido de ida en El Helmántico, 0-2 y para casa. Confianza plena de cara a la vuelta, que se disputó un 27 de junio de 1995. El partido transcurrió por los cauces normales, con un Albacete tranquilo por el resultado de la ida, pero se llegó al final del partido con 0-1 a favor de los salmantinos y pasado el tiempo reglamentario empezó el descalabro. Con el tiempo de descuento cumplido hay una falta de Manolo con cartulina amarilla. Es la segunda y el extremo derecho del Albacete se va a la calle. Vaya decisión de Brito Arceo, colegiado del encuentro. Nos metemos en el minuto 94 (eran 3 de descuento) y en el lanzamiento de la citada falta Molina, guardameta del Albacete, se la traga enterita y Urzaiz cabecéa a la red enviando el partido a la prórroga. Ahí, con un hombre menos y moralmente hundidos, el Salamanca pasa por encima del Albacete como una apisonadora. 0-5 y el conjunto manchego a Segunda División. Verlo para creerlo.

Luego llegó la movida con el Sevilla y el Celta y la repesca de Albacete y Valladolid en lo que se llamó ‘ascenso administrativo’. Volvimos a Primera, aunque al año siguiente, otra vez en la promoción, volvimos a bajar, esta vez en manos del Extremadura.

Es lo que tiene la memoria histórica, que te acuerdas de esas cosas, de esas experiencias ya vividas, y el miedo te invade por completo. La situación vuelve a tener tintes dramáticos, por mucho que desde el club nos quieran dar una dosis de tranquilidad que no veo por ningún sitio. La camisa no me llega al cuello. Estamos a miércoles y las piernas ya empiezan a temblarme.

De todas formas, la situación realmente no es tan dramática. Sólo hace falta ganar y punto, y en teoría Las Palmas no se juega nada, lo que también ocurre en la mayoría de los enfrentamientos de los equipos que se juegan la categoría. A veces me invade un pesimismo enorme, pero tengo un bálsamo cuando recuerdo el aspecto del Carlos Belmonte hace quince días, con esas 14.000 almas que empujaron al Albacete a la victoria sobre el Eibar. Y recuerdo la caravana blanca a Castellón y a El Ejido, esa grada repleta de manchegos animosos agitando sus banderas, bufandas y camisetas. Tengo la esperanza de volver a ver así el Carlos Belmonte este domingo, con 14.000 aficionados empujando al Albacete a su permanencia, a su salvación. La afición tiene que ser el jugador número 12, el 13 y hasta el 14. Otra vez, la enésima de la temporada, vuelve a ser el partido de la afición, esta vez más que nunca porque ya no habrá vuelta atrás. Aquí se acaba todo. Cuando sobre las 19,47 horas el árbitro pite el final todo se habrá acabado y espero que el Albacete, a esa hora, siga siendo equipo de Segunda División. Hace tiempo que estoy ya esperando con ansiedad que llegue ese momento, que termine una temporada para olvidar, para enterrarla en lo más profundo del subsuelo y pasar página.

¡Que termine ya este sufrimiento… y que sea con la salvación del Albacete!

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

Add comment

Artículos por categoría

Artículos por mes y año

Mis Tweets

Fetch Tweets: Could not authenticate you. Code: 32