El fracaso por montera

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Ferre, rodeado por los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.El actual Consejo de Administración del Albacete se ha instalado en el fracaso, lo lleva por montera. El principal problema es que no quiere reconocerlo, pero todas las premisas con las que accedieron al poder se les están derrumbando.

Resulta que este era el Consejo de los pequeños accionistas, la voz del pueblo. Lo pregonaron en su momento, poniendo sobre la mesa un modelo de club obsoleto y que no dejar de ser utópico, como así ha quedado demostrado en la segunda fase de la ampliación de capital.

Ya en 1991, con el Albacete recién ascendido por primera en su historia a Primera División, costó Dios y ayuda completar el capital social mínimo exigido para que el club se convirtiera en una S.A.D., como así estipulaba la ley. Si no recuerdo mal, la entonces Caja de Ahorros de Albacete tuvo que poner lo que faltaba para completar esos 108 millones y pico que hacían falta, como mínimo, ya que, si tampoco recuerdo mal, el capital con el que se intentaba partir eran 150 millones de pesetas y conforme se cerraba el plazo se vio que ni se iba a llegar a ese mínimo de 108 millones de pesetas.

El actual Consejo de Administración explicó a sus accionistas que la supresión de sus derechos, en el primer tramo de la ampliación, serviría para hacer más abonados. Esa fue su excusa para dejar de lado a los actuales accionistas en esta primera fase, que, como todo el mundo sabe, resultó un fracaso. No sólo no se hicieron más abonados, sino que se redujo considerablemente la masa social. Lo pongan como lo pongan, un fracaso.

Ahora, en la segunda fase, los pequeños accionistas de la entidad, aquellos a los que se supone que representaba este Consejo de Administración, los han dejado tirados, demostrándose una vez más que el modelo de club que propugnan no es válido. De los poco más de 5.000 accionistas que tenía el Albacete antes de comenzar la ampliación, no llegan al centenar los que han suscrito las nuevas acciones a las que tenían derecho. No hay que olvidar que la ampliación se hizo por la necesidad de ingresar dinero, y si me dicen que ingresar 169.060 euros de los 651.060 puestos a la venta, cuando la deuda ronda los 14 millones de euros, es para estar “satisfechos”, pues con que poco nos conformamos.

Resulta que unos 4.900 accionistas, que con 60 ó 120 euros (una o dos acciones) hubieran acudido a la ampliación, puess no lo han hecho, y en el Consejo de Administración del Alba están “satisfechos”. Así nos va. Esta claro que el Albacete le importa a unos pocos, y no precisamente a sus pequeños accionistas, que no son capaces de poner 60 euros para ayudar al club de sus amores. Quizás es porque al aficionado lo que le interesa es el fútbol, y no las finanzas. Quizás es porque lo que interesa es que el club fuera de unos pocos, que pusieran su dinero, para salvar la situación. La cosa era muy fácil, todo el que entra firma un documento en el que se dice que bajo ningún concepto el club puede cambiar su sede social y ya está, solucionado el miedo a que venga uno con dinero y se lleve el club a otra ciudad.

Resulta que el propio presidente, Ubaldo González, ya estaba ayer diciendo que se están planteando hacer otra ampliación el año que viene. ¿Eso no es reconocer el fracaso? Yo diría que sí. Ya se lo dijeron varios accionistas en la Junta en la que se aprobó este fiasco de ampliación, ya le dijeron que sólo serviría para que los grandes fueran más grandes y los pequeños más pequeños, pero claro, como no escuchan.

Y no podemos olvidar lo que está siendo el peor fracaso de todos, lo deportivo. No hacen más que hablar de lo mal que estaba el club cuando llegaron, que los jugadores no quieren venir al Albacete (Zahínos sí quería venir, pero el club no estimo su contratación por una diferencia en la negociación de cinco millones de las antiguas pesetas, aunque eso no lo dicen), pero lo cierto y fijo es que si el Albacete está ahí abajo es por una pésima planificación deportiva y por un pésimo entrenador que domingo tras domingo muestra su incompetencia. Siendo una plantilla mal confeccionada, sin lugar a dudas se le podría sacar más rendimiento, pero como parece que hay empecinamiento en poner a los recomendados de Máximo en lugar de a los jugadores que están en forma, pues apaga y vamonos.

Quique Hernández dice que trata de poner a los que mejor están, que no va a tirar piedras contra su propio tejado. La respuesta esta clara, o está ciego o miente como un bellaco. Si Iker Begoña o Xavi Jiménez están mejor que Bauzá yo soy la reina de los siete mares. Si resulta que para darle más velocidad al juego –eso dijo en la rueda de prensa- tiene que jugar Iker Begoña, pues está claro que yo de fútbol no entiendo ni un pimiento, cosa, bien es cierto, que tampoco sería de extrañar, porque parece que en esta ciudad el único que está capacitado para saber de fútbol es el vicepresidente deportivo, Gonzalo Panadero.

Bueno, pues con el fracaso deportivo y el fracaso en la ampliación de capital, aquí sigue el Consejo de Administración que preside Ubaldo González, con empleados que se saltan a la torera sus obligaciones, consejeros metidos a técnicos, técnicos metidos a figurantes, la cantera echa un auténtico desmierde, y los accionistas mirando para otro lado, como si con ellos no fuera la cosa. Pues este es el Albacete que tenemos, y recemos para que deportivamente salvemos la cabeza y no nos vayamos al hoyo, aunque sino, ya saben, la culpa será de la prensa, como siempre.

Sobre el autor

Juan Carrizo

Jugador y entrenador titulado de baloncesto, practicante de otros deportes como el fútbol, el atletismo o el tenis, trabajo como redactor de deportes en La Tribuna de Albacete desde 1991 habiendo colaborado en diferentes ocasiones y en varias emisoras locales como Radio Chinchilla, COPE o la desaparecida Arco Iris.

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